Los pasos de tortuga encarecen obras que llegan con cuentagotas

Los pasos de tortuga encarecen obras que llegan con cuentagotas

No debería ser frustrantemente extenso el lapso a transcurrir entre el primer picazo y la llegada eficiente de realizaciones de Estado con frecuencia demandadas con vehemencia por comunidades y estar proyectadas para llenar vacíos importantes. Los gobiernos han parecido acentuadamente incapaces de cuidarse de la ineludible puntualidad de factores de costo para inversiones estando tan previsto que los bienes y servicios experimenten implacables ascensos en su valor final. La tan invocada inflación-meta, bestia irreductible. No existen gastadores del dinero más expuestos que los entes oficiales a que sus proveedores y constructores se cuiden en salud alzando cotizaciones. Huidizos e infieles pagadores a futuro tienen en su haber quiebras y suicidios de contratistas. El riesgo de no juntarse nunca, o tras decenios, con lo adeudado causa duros golpes a los contribuyentes. Con sus caídas en mora el Poder ha actuado como verdugo de quienes alimentan al fisco y sufren sus consecuencias.

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El esplendor de cortes de cinta a los que ahora se agregan estribillos de tontos útiles que ilusionados reclaman permanencia en la silla de alfileres no debería anticipar decepciones a gente ansiosa de mejores vías de comunicaciones, colectivización del transporte, hospitales y escuelas. Multitudes entusiasmadas que miran el comienzo de canales de riego para juntarse luego con más pérdidas de cosechas. Debería evitarse que la sal cueste más que el chivo.

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