POR CARLOS FRANCISCO ELÍAS
Desde los años 60, parte de lo que fue la juventud dominicana de esos años, miraba hacia Chile, desde el local del desaparecido Partido Revolucionario Social Cristiano, por las conexiones que éste tenía con los viejos pilares de la Democracia Cristiana, central partidaria internacional de aquella ideología, para América Latina.
Según el viejo esquema reproducido en Italia (en la transición luego de la Segunda Guerra mundial, Democratas Cristianos en el poder y Comunistas en la oposición, Italia fue un poco el modelo de lo que se reproducía en Chile), los enfrentamientos ideológicos frontales originaban pasiones en las ideas y en los debates.
Muy olvidado hoy en la memoria política Dominicana (cada vez más torpe para aprender del pasado hacia el presente) queda el balconcito del PRSC, en Palo Hincado con Mercedes, solio de ricas discusiones sobre el tema arriba citado, diferencias que luego llegaban a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, con sus ya registrados grupos universitarios.
Antinoe y Alberto Fiallo, Tommy Peña, Abraham Medina, Otto Fernandez, Carlos Pimentel, Plinio Ubiera, entre otros, pueden dar testimonio de estas afirmaciones, porque fueron lúcidos protagonistas de algunas de esas discusiones memorables, antes de que el PRSC pasara a llamarse despectivamente, los social pistolas…
Ya desde entonces la visión que se tenía de Chile en este país era muy especial, sin contar con el fallido intento de una policía montada, con los auspicios de la división montada de los Carabineros de Chile, esa es otra historia.
1/ SALVADOR ALLENDE, 1973 EL GRAN ZARPAZO Y EL EXODO.
Porque vivía años dificiles, de represión y confrontaciones, en la República Dominicana el golpe de estado de Chile, concitó un espectro de solidaridad muy particular: aquella gorilada en un país de tradiciones institucionales, nadie la podía figurar, solo sirvió para comprobar que en América Latina, no importa las influencias de raigambre, la barbarie era un vínculo común de nuestra tradición militarista, la prueba sangrienta estaba justo en el país donde aquel golpe espectacular y con saña de hiena herida, nunca debió suceder, según sus tradiciones y normas institucionales internas.
Si recordamos bien, al golpe militar le siguió el golpe emocional de la muerte de Pablo Neruda, para que la tragedia nacional tuviera una memoria más emotiva y dolorosa.
Aquel país de tradición civilista, donde la evolución del Partido Comunista fue al final cristalizada por Luis Emilio Recabarren, hacia 1918, mostraba en su historia de las ideas y sus partidos una evolución de talante abierto liberal, donde la conciencia de clase era entendida y expresada en las organizaciones políticas fundadas desde 1800.
En otras palabras, lo sucedido en 1973 en aquel proceso evolutivo, era una ruptura abierta con un pasado de cierta tolerancia de las ideas en Chile desde finales del siglo 19.
Con una documentación fílmica abundante, el golpe de estado a Salvador Allende forma parte de una memoria universal sobre la bestialidad y la intolerencia, que no ha tenido parangón en la América Latina, golpe de estado virulento, negador de derechos elementales, donde las víctimas incluyeron a todos los sectores de aquella sociedad y que obligó a la Iglesia Católica, a sus sectores más inteligente, a trabajar en una vicaría de solidaridad, que fue determinante para intentar detener la impunidad de la policía política del regimen, la Dina, cuyas historias son de miedo inenarrable.
Pero el tiempo es un gran verdugo moral, coloca las cosas en su sitio, no respeta protagonistas o antagonistas, de modo inexorable cura heridas, abre otras y desveliza verdades harto conocidas, como grandes mentiras de a puño, rostros muy honorables, omnímodos, los hace añicos desde el punto de vista moral, porque ni las grandes verdades o las grandes mentiras, se mantienen en secreto por tiempo largo.
Quienes de modo particular han dado seguimiento a la historia de Chile, desde siempre , lo que han visto es un pueblo con una noción de disciplina e inteligencia, puesta a prueba a todo lo largo de su historia, eso no se inventa, la lucidez para mirar más allá del universo individual, nos indica que por ahí se inicia la pequeña raíz de valorar la nación, que debe tener un punto de interés que cohesione a todos los de un lugar…
Conocidas son las consecuencias del éxodo chileno o el exilio: formación sistemática de profesionales en todas las áreas que se prometieron un retorno civil, en muchos casos, para continuar viviendo en su país, de donde fueron desterrados simplemente por sus ideas, buscando en la laboriosidad vigilada aún por sus antecedentes, compromisos sociales con los sectores más desposeídos de su país…
2 / AUGUSTO PINOCHET Y SU PROYECTO: LA HUELLA DE UNA HONORABILIDAD PERDIDA.
El régimen del poco Augusto Pinochet duró 16 años, tiempo suficiente para hacer las amarras fundamentales para intentar prolongar el poder más allá de 1989, pero el plebiscito de Octubre, 1988, impidió esta prolongación: un 56% de los chilenos y chilenas aprobaron reformas y elecciones para diciembre del 1989, derrotando a un 44%, que pretendía prolongar 8 años más el régimen de Pinochet, que con el paso del tiempo, todos hemos comprabado que su salsa dulce era el nepotismo y la corrupción familiar y de allegados, los últimos escándalos bancarios conocidos son una prueba fechaciente de aquella honorabilidad moral que hacía intocable las defensas amenazantes y ultraconservadoras del Ejercito Chileno, en favor de su divo anochecido, cuyo hundimiento era cosas de años y descubrimiento de informaciones…
Claro, cuando hoy se estudian las reformas que el régimen de Pinochet proponía en los años del plebiscito, los indicios eran que la dictadura sabía que el periodo de repliegue había llegado y que su fuerza institucional para dejar vigente el viejo orden era la manipulación de las leyes en el periodo transicional.
La búsqueda manipulada de una cuota de poder a partir de una ley electoral de la dictadura, fueron una de las consecuencias del plebiscito perdido por Pinochet, sin hablar del privilegio de los senadores designados. Para las primeras elecciones democráticas luego del plebiscito, en 1989, la ley electoral que garantizaron esas elecciones perseguía una defensa legal al régimen de la dictadura en caso de perder las elecciones, como en efecto fue.
La historia de la decadencia de Pinohet se inició en Londres, Inglaterra, en 1998, a partir de una petición del juez Baltazar Garzón, de España, contra el dictador, convertido entonces en exquisito paciente inglés. Desde entonces, la honorabilidad se convirtió en senilidad teatral de sobrevivencia y su caída ha sido lenta, muy lenta pero segura, definitiva mucho más temprano que tarde, por las grandes alamedas, al decir de Salvador Allende…
Pero antes, las demarcaciones territoriales fueron modificadas con el fin de debiltar la composición de la coalición de Concertación, Centro Izquierda, la coalición que con un 55% de los votos llevó al poder al Patricio Aylwin, demócrata cristiano…
La transición política chilena si algo tiene para enseñar, es el valor de la unidad, por encima de cualesquier diferencia o veleidad, porque obsérvese como en esta coalición estaban hasta los que habían servido de enlace desde la Democracia Cristiana con los militares en los tiempos del golpe de Estado.
Pero 16 años de dictadura y muertes, sacudieron los tejidos sociales de aquella nación y al cabo del tiempo pudo más la sensatez y la voluntad de cambiar el pasado, que la mezquindad política.
Por ejemplo, ¿Por que el Partido Socialista a sabienda de quien era Patricio Aylwin en el periodo del golpe de Estado no objetó su elección en 1989, para de este modo hacer entrar en crisis la coalición ?
Porque politicamente era claro que en una transición era más viable que la Coalición en su primera apuesta electoral luego del plebiscito, ganara con un democrata cristiano que con un socialista, a ojos vista.
He ahí la certeza y el logro de esta concertación: aprender de errores para construir futuro, en el mejor ejercicio de la inteligencia y la prudencia aplicada a la realidad histórica de un país, en este caso Chile.
Luego de dos gobernantes democrata cristianos, Aylwin y Frei, vendría Ricardo Lagos, socialista.
3 / DE RICARDO LAGOS
A MICHELLE BACHELET: COHERENCIA MORAL CONTRA IMPUNIDAD Y OLVIDO.
De lo que se trata ahora es de ver que todas aquella falacias esgrimidas sobre el progreso de Chile y los desvelos de los generales para ese progreso, es totalmente falsa: porque el valor de la riqueza y sus usos sociales en una democracia, no son iguales que la riqueza obtenida bajo la coerción y la negación de derechos a quienes trabajan, nunca puede ser igual, especialmente si luego se descubre a tiempo que esa carareada riqueza hecha en la dictadura iba a manos del dictador y sus adláteres.
El éxito de un proyecto político en una población se mide por sus resultados y por lo que esa población opina de ese sistema.
La llegada al poder de Michelle Bachelet supone una reflexión interesante para todos aquellos países que alguna vez tuvieron mujeres en posiciones importantes de poder con respaldo mixto de la población, es decir: mujeres y hombres.
Esta experiencia chilena, útil para Latinoamérica, demuestra también que es importante que en las organizaciones políticas se fomenten estos liderazgos femeninos consistentes, atrayentes para la población.
No habría que olvidar, si se analiza con detenimiento frío el reciente historial político de Michelle Bachelet en el gobierno del presidente Ricardo Lagos, que sus cargos anteriores fueron de importancia para darla a conocer: ministra de Salud en el 2000 y en el 2002, en una reorganización ministerial del presidente Lagos, sin precedente, Michelle Bachelet pasa a ser ministra de defensa, era de intuir desde entonces que un cargo de tanta notoriedad y desafío le encaminaba a ser la delfina del Presidente Ricardo Lagos.
Si hoy Chile tiene por primera vez en su historia una presidenta, se debe también a la visión de trascendencia de un hombre que confió y ayudó a esta elección, pero no hablamos de un hombre cualquiera: se habla de un hombre de estado con sensibilidad y visión inteligente de la composición de su propia sociedad.
( En otros lugares de la Tierra, por ahí por la zona tórrida, algunos presidentes lo que hicieron fue desconocer el liderazgo civil de mujeres que bien pudieron tener un protagonismo presidenciable…)
La tendencia mundial, más tarde o más temprano, es la presencia en el poder político de las mujeres con la formación debida para ello, pero en este caso en particular la grata complicidad de un hombre con visión hizo posible esta realidad grata y esperenzadora en Chile.
El perfil individual de la hoy presidenta electa, no dista del perfil típico de la mujer de clase media chilena, de hija de padres profesionales, su madre antropóloga y su padre militar de alta graduación de la Fuerza Aérea chilena, el general Bachelet había apoyado a Salvador Allende en la tarea de distribución y abastecimiento, asesinado posteriormente por la dictadura de Pinochet.
Ella vivio el exilio y regresó a su país luego bajo vigilancia.
Pero el tiempo, lo repito, es un verdugo moral de hogaño como en antaño: ¿ Quién podía decirle al general Augusto Pinochet, al cabo de los años, que mientras el espera juicio bajo arresto domiliciliario la hija torturada del general Bachelet, torturada bajo su régimen, iba a ser la primera mujer presidenta de Chile?…
Lecciones habrá muchas, pero la fundamental es que no habrá poder femenino, sin la complicidad inteligente de sectores masculinos con la sensibilidad necesaria para entender que en los espacios políticos hay que contar con la presencia de mujeres capaces, formadas, para ejercer el poder.
Los procesos no se inventan, esa es otra lección a tener en cuenta, Michelle Bachelet es la consecuencia de una dolorosa y hoy feliz experiencia.
Ironías de la historia dominicana, a propósito de este tema: ¿ Podrían averiguar si el mismo destructor de liderazgos femeninos políticos dominicanos fue el mismo que representó en Chile al PRD en la fiesta electoral de Michelle Bachelet?…