Los estudiosos de la conducta humana definen el resentimiento como un sentimiento persistente de disgusto o enfado hacia alguien por considerarlo causante de cierta ofensa o daños sufridos y que se manifiesta en palabras o actos hostiles. El resentimiento es sentir, una y otra vez, el enojo y el dolor que se ha vivido en el pasado y que fue provocado por una persona o situación. Además, se afirma que dicho sentimiento va acompañado de rencor y hostilidad hacia quienes causaron el daño.
Tomando como punto de referencia la definición dada por los expertos del comportamiento humano acerca del resentimiento, podría afirmarse que en República Dominicana, luego de las Elecciones Extraordinarias Generales Presidenciales, Senatoriales y de Diputaciones, realizadas el 5 de julio del presente año, en la que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) derrotara al de la Liberación Dominicana (PLD), ciudadanos provenientes de diferentes ámbitos han estado manifestando públicamente algunas de las actitudes que caracterizan el comportamiento de los resentidos.
Sin duda, el cambio político reciente que se originó en la sociedad dominicana sorprendió a muchos. Los primeros sorprendidos fueron los perdedores, los que todavía se resisten a creer que es posible perder el poder político, aunque se cuente con el control absoluto de los recursos y estructuras del Estado. Los perdedores tienen suficientes motivos para estar resentidos y deprimidos con el cambio político que ha tenido lugar en República Dominicana, ya que el mismo los deja desamparados, huérfanos de los medios públicos que les permitieron auto-creerse que eran seres humanos de otra galaxia, sin el brillo opaco y efímero que proporcionan la soberbia, la arrogancia y la prepotencia de la autoridad sin límites. En fin, el cambio les arrebató su loca aspiración de figurar en la historia de la megalomanía dominicana.
El cambio político también ha provocado resentimiento en algunos comunicadores sociales periodistas, dirigentes y militantes del PRM, los que ayer promovían, defendían y se montaron en la ola del cambio. Si embargo, hoy parecería que dicho segmento de opinadores y estrategas están experimentando una metamorfosis sin precedentes. En la presente coyuntura, se observan y escuchan opiniones, escritos, actitudes y acciones cargados de enojo, dolor, rencor y de hostilidad. Entiéndase, en poco tiempo se ha creado un mini ejercito de resentidos con el cambio. ¿Cuáles son las causas que han provocado disgusto, enfado y metamorfosis entre los que ayer se acostaban y se levantaban con el cambio en la boca? ¿Sería que sus expectativas de cambio eran muy altas? ¿Cuáles cosas o beneficios les prometió el cambio, que aun no han sido satisfechos?
A los resentidos con el cambio les interesa obviar las aciagas características económicas y sociales que rodean el panorama en que las nuevas autoridades asumieron la administración del Estado dominicano: una crisis sanitaria sin precedentes, disminución del crecimiento económico, pérdida de empleos, aumento de la deuda pública, entre otras diabluras engendradas por personas sin escrúpulo y sin respeto por el bien común. Los resentidos con el cambio, ya sea con o sin razón, no pueden olvidar que Luis Abinader Corona es el presidente de todos los dominicanos. Además, harían un gran aporte a la democracia dominicana si entendiesen que en momentos como los actuales no es recomendable, ni prudente, ni inteligente tratar de acorralar a los que tienen la intensión de hacer lo correcto en medio de la tormenta. Las circunstancias actuales exigen objetividad, prudencia, solidaridad, compromiso, empatía y mucha unidad.
El domingo 5 de julio de 2020, el 53.07% de los dominicanos, inscritos en el padrón electoral, ejerció en las urnas su legítimo derecho a votar a favor del cambio. Más allá de la terquedad, la ira, el enojo y el individualismo que definen el complejo temperamento de los resentidos, el cambio es una realidad. La psicología ha elaborado un perfil de los resentidos, tomando como punto de referencia su comportamiento. Por ejemplo: dicen que perdonan pero no olvidan, no aprenden del pasado, piensan que nunca se equivocan, para ellos todo es blanco o negro, son orgullosos, siempre quieren tener el control, se ofenden con facilidad, siempre creen tener la razón, se mueven por intereses, son rencorosos, hipócritas, desleales, entre otras actitudes y sentimientos tóxicos.