En la primera página de la autobiografía de Will Smith titulada “Will”, que se publicó hace poco, la superestrella global relata una historia espantosa de cómo vio a su padre golpear a su madre en la cabeza con tanta fuerza que ella escupió sangre.
Los primeros capítulos del libro continúan por el mismo tenor: un Will joven, carismático y excéntrico por naturaleza, asume el papel del animador de la familia para salvar a su madre, a sí mismo y a todos los demás.
“Yo iba a ser el niño estrella”, escribe. “El salvador de mi madre. El usurpador de mi padre. Se volvería la actuación más importante de mi vida. Y, en los siguientes 40 años, no me saldría del papel. Ni una sola vez”.
El hecho de que se convirtiera en el conquistador perpetuo en sus películas a partir de mediados de los años noventa Smith vence a extraterrestres en “Hombres de negro”, a robots en “Yo, robot”, a mutantes en “Soy leyenda”, a narcotraficantes en “Dos policías rebeldes”, a George Foreman en “Ali” tal vez fue una consecuencia del trauma, pero también lo convirtió en uno de los actores más taquilleros del mundo.
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Fuera de la pantalla se comportaba casi igual que en la ficción, lo cual revelaba un poco: una persona inescrutable adorada por millones.
En los últimos dos años, los músculos de Smith se han aflojado un poco. Se ha transformado en una presencia relajada y un tanto improvisada en Instagram y TikTok.
Detalles
Además de su autobiografía inusualmente vulnerable, hace poco también apareció en una serie documental de seis episodios de YouTube Originals,
“Best Shape of My Life”, que a primera vista trata del esfuerzo de Smith por perder peso, pero en realidad explora las fisuras cada vez más profundas en la carcasa exterior del personaje que el actor presenta al público.
Durante décadas, se fusionó con esta fachada endurecida; ahora está dejando que se desvanezca.