La candidatura presidencial 2020 de Luis Abinader (PRM) representa la aspiración nacional del retorno de la decencia de gobernar, prudencia de endeudamientos, monitoreo y castigo de corrupción, política migratoria correcta, diseño solución tránsito terrestre, conclusión crisis energética, control tráfico drogas, política de protección a mujer y niños.
Conforme se aprecia, es una múcura aplastante para quien los sondeos y el palpitar nacional endosan la histórica misión de sustituir la podredumbre y anomia actual, relevada por un temario de rescate restaurador, convergente con las premuras, instaurando una alborada cónsona con los prioritarios requerimientos ciudadanos.
El más reciente sondeo del Centro Económico del Cibao divulgado el diez de este mes, endosa a Luis un 46%, 25.6% Castillo y 24.4% al tres veces presidente Fernández.
Luis aseguró en SFM que trabajará a la par con alcaldías, y las ponencias edilicias en Hoy, deben constituir normas de su programa de gobierno.
Luis añadió en SFM que ganará en primera vuelta, un optimismo apriorístico a rectificar, porque la ecuación indica que en primera vuelta el danilismo repetirá el rodillo de primarias a Leonel, y la perspectiva sugiere de éste en segunda vuelta, podría devenir en el acabose del PLD.
Luis las tiene todas a su favor para desplazar la ignominiosa, azarosa y aciaga era del PLD en el poder, favorecido por la jartura y desgaste que genera, desprecio al auge narcotráfico, criminal deuda pública, haitianización galopante, prepotencia, impunidad, cero régimen de consecuencias, desconfiada judicatura, enriquecimiento ilícito, descontrol tránsito terrestre, cero protección femenina y niñez, que todo junto, conforma un desiderátum nacional, bordeando el Estado fallido.
Luis es el preponderante líder que asumirá ese histórico relevo.
No hay otro. Ni de otra.