Desde la izq., Manny Ramírez, Carlos Beltrán, Bobby Abreu, David Ortiz y Adrian Beltré, quienes ayer furon exaltados al Salón de la Fama del Béisbol Latino
Punta Cana. En el marco de una vistosa y emotiva ceremonia, el Salón de la Fama del Béisbol Latino abrió sus puertas a cinco nuevos inmortales que marcaron una impronta de incuestionable calidad en el béisbol de las Grandes Ligas.
Los dominicanos David Ortiz, Adrian Beltré y Manny Ramírez, así como el puertorriqueño Carlos Beltrán y el venezolano Bobby Abreu conforman la Clase de Exaltados en la décima Ceremonia de Exaltación, realizada anoche en Coco Bongo, Punta Cana.
A continuación las palabras de cada uno de los cinco exaltados.
Carlos Beltrán
«Muy honrado de estar aquí esta noche. Quiero darle las gracias a Dios y al Comité de Exaltación del Salón de la Fama del Béisbol Latino. Me siento muy afortunado de haber tenido una carrera tan bonita. Me siento muy orgulloso de ser exaltado junto a grandes jugadores como David Ortiz, Manny Ramírez, Bobby Abreu y Adrian Beltré».
Bobby Abreu
«Quiero agradecer a Dios, al Salón de la Fama del Béisbol Latino y a cada uno de los votantes por este gran honor que me conceden de estar en este exclusivo grupo de inmortales que hoy me acompañan en esta ceremonia de exaltacion”.
Adrian Beltré
«Esta es una noche increíble para mi. Gracias a Dios por ser lo que fui en el béisbol. Gracias a don Roberto Weill, a Rafael Ávila, que me dio el chance de ser un pelotero de Grandes Ligas. Gracias a mis padres, a mis hijos y mi esposa Sandra”.
Manny Ramírez
«Para mi es un verdadero honor ser tomado en cuenta para ser electo al Salón de la Fama del Béisbol Latino. Comparto este logro con Dios, mi familia y cada uno de los fanáticos que me apoyaron durante toda mi carrera, en especial a mis queridos compatriotas dominicanos por siempre seguir mi carrera».
David Ortiz
Inició sus palabras pidiéndole a los presentes que se pusieran de pies para darle gracias a Dios por las bendiciones recibidas.
«Gracias a Dios por este honor que hoy recibo junto a grandes como Adrian Beltré, Bobby Abreu, Carlos Beltrán y mi compadre Manny Ramírez, quien es el ser humano más humilde y bueno de corazón que yo he conocido en mi vida. Cuando yo llegué a Boston Manny me cambió la forma de ver la vida, me enseñó a tener disciplina y ética de trabajo. No dice mucho, pero enseña mucho».