Falleció hace un año en la ciudad de La Vega una persona de cualidades excepcionales, madre y esposa ejemplar, un ser humano excelente: Luz Aminta Díaz viuda Escuder. El deceso ocurrió el 24 de octubre del año pasado, pero en la fecha de este luctuoso primer aniversario aún nos envuelven dolores, lágrimas y tristeza.
Viuda muy temprano del prometedor abogado doctor José Escuder Ramírez, quien la antecedió en más de cincuenta años en la desgarradora despedida, Luz Aminta fue persona de valores inestimables por sus altas cualidades humanas, por su prodigalidad, y ha dejado un vacío dentro de la familia, amistades y en la sociedad vegana, donde residió desde la muerte de su esposo, que apodábamos Jussep.
Otra persona entrañable, de grandes méritos, la doctora Mundeta Escuder de Moronta, médico, hermana del difunto esposo, decidió de inmediato, no sólo tener muy cerca a sus sobrinitas huérfanas y a la viuda, sino todas las responsabilidades de un hogar, sostenimiento económico en salud, educación y los otros aspectos para desenvolverse sin precariedades. Doña Mundeta las acogió en La Vega con amor y con desprendimiento.
Así se amplió el núcleo de fraternidades en Moronta–Escuder y Escuder–Díaz.
La decisión y el esfuerzo de doña Mundeta fueron muy acertados. El acercamiento profundizó raíces de permanencia y solidaridad motivadoras.
Amintica, como le decíamos cariñosamente, asentada con su descendencia en ese costado del corazón del Cibao, se granjeó, junto a sus niñas en desarrollo, la simpatía del conglomerado social inigualable de aquella gente que “siempre tiene buena cara”.
En cada oportunidad Luz Aminta saludaba con una expresión de cariño y dulzura:
-¡Hola, manito (a)! ¿Cómo están por tu casa? Con su sencillez y afectos estimulaba solidaridad y distinción en su entorno y más allá. Así con familiares, vecinos, y conocidos y aún no conocidos.
La visitábamos con frecuencia y ella sabía venir hasta nosotros de vez en cuando.
Hermanada con todo el mundo, no hubo sitio en La Vega por donde cruzáramos con su compañía, que no se produjera el dulce cascabeleo halagüeño de “Manita”, por aquí, “Manita” por allá.
Nunca estuvo sola. Todo le llegó a tiempo y sin escasez. El desarrollo social y la formación profesional de sus descendientes se cumplieron a cabalidad.
Tanto amor, tanta adhesión provocó que algunas personas se permitieran llevarla ante la presencia de doña Emma Balaguer para que ésta conociera a persona tan singular.
Aprovecharon la primera oportunidad de una visita de la presidente de la Cruzada del Amor la mencionada ciudad.
Al finalizar la reunión, sin que se planteara nada en particular, doña Emma Balaguer de Vallejo salió del encuentro con la convicción de una curul de diputada en favor de persona tan especial. Y resultó así en la primera oportunidad de unas elecciones generales. Y “Manita” fue legisladora sin nunca proponérselo, durante el período congresional inmediato.
Doña Luz Aminta Díaz viuda Escuder llenó el hemiciclo de comprensión, respeto, fraternidad y dignidad, con su participación de alto proceder en todo, y más como diputada por la provincia de La Vega.
“A un año de tu luz e iluminada” fue el canto plañidero del poeta venezolano Andrés Eloy Blanco al conmemorarse el primer aniversario de la muerte de su madre.
A un año de tu luz te veneramos, Amintica, aún más, y por siempre vivirás en nosotros, en todo lugar, en cualquier destino.
Luz eterna, Aminta iluminada e iluminadora.