Mala actuación de Miriam Germán

Mala actuación de Miriam Germán

En mi artículo anterior califiqué de mala la actuación del procurador Jean Alain Rodríguez frente a la jueza Miriam Germán Brito, durante la evaluación del Consejo de la Magistratura, debido a que su interrogatorio creó un incidente del cual él mismo salió perdedor ante la opinión pública.
Pero, en honor a la verdad, debe admitirse que el fiscal general actuó dentro del espíritu de los Artículos I-17 e I-19, del Reglamento del CNM, según los cuales la evaluación de los jueces debe referirse no solo a su desempeño profesional, sino a su conducta moral, ética de trabajo y relaciones con la sociedad. Y las preguntas incómodas del procurador iban en esa dirección.
Pienso que en la parte relativa a las relaciones sociales, Germán Brito acusa desde hace tiempo una debilidad emocional que afecta su propia integridad como juez, figura que ella define como: “un tercero imparcial”.
Sin embargo, ¿hasta qué punto ese “tercero imparcial” se beneficia o perjudica, cuando ella blasona su estrecha amistad con el político y empresario Víctor Díaz Rúa, procesado, junto a otros seis, en el caso de los sobornos de Odebrecht, al extremo de ella admitir que se reúne a hurtadillas con el acusado e intercambia libros y discos con uno de sus abogados? Se sabe que la reputada jurista denunció como débil el expediente de los fiscales de Odebrecht, postura que beneficia a los acusados y, en particular, a su amigo, Díaz Rúa.
El CNM enfrenta una disyuntiva. Ella recusó al procurador aspirando aislarlo de la decisión final del órgano, que decidirá, primero sobre la recusación, y luego ratificarla o despedirla de la Suprema. Seguramente el PRM apoyará la recusación, pero el resto la rechazará. Creo que su profesada amistad sacará a Germán Brito de la Suprema Corte.

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