Correr, ya sea en competencias leves o extremas, requiere de largas horas de entrenamiento, ya que desafortunadamente conlleva un alto riesgo de lesiones
Correr es una actividad física apasionante. Al día de hoy tenemos una población de “runners” creciente en el país, y muchos de estos se preparan cada año para participar de eventos de corte nacional e internacional, que pueden ir desde 5 kilómetros (5k) hasta eventos de maratón (42 k) y ultra maratón (mayor a 42k).
Esto requiere de largas horas de entrenamiento y desafortunadamente, conlleva un riesgo alto de lesiones. De hecho, un estudio publicado por Fredericson y colaboradores en 2007 mostraba una prevalencia de lesiones de hasta 85 por ciento en una población de deportistas que se preparaban para correr un maratón, por lo que esta preparación necesita de evaluaciones médicas y funcionales, así como de buen equipamiento y progresión de la carga de entrenamiento.
En ese mismo orden, se ha visto que los deportistas menos experimentados son más propensos a lesionarse, y más aún, cuando progresan muy rápido en la carga de entrenamiento.
Aquellos deportistas que superan los 40 kilómetros en la semana de entrenamiento también representan una población susceptible, por lo que, las lesiones por sobreuso, como nos dicen las estadísticas, representan la mayoría. Y estas, pueden prevenirse tomando en cuenta estos factores, y además se benefician de manejo conservador como primera línea.
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Para llevar a cabo estos programas preventivos o de PRE-habilitación, lo correcto sería poder tener acceso al equipo multidisciplinario de rehabilitación, además de otros colegas como nutricionistas, médicos familiares, cardiólogos y psicólogos que pudieran sumarse a la identificación de factores de riesgo y estrategias para superarlas. Los médicos fisiatras o rehabilitadores tienen además a su cargo la evaluación funcional y realizar el diagnóstico clínico, así como determinar imágenes o laboratorios complementarios, y finalmente la mejor opción de tratamiento rehabilitador.
Las lesiones más comunes en los corredores
Generalmente están relacionadas con factores de sobreuso, así como también el aumento abrupto de la carga de entrenamiento
Las lesiones deportivas pueden ser de tipo traumáticas y atraumáticas. Estas últimas usualmente relacionadas a sobreuso, y otros factores de riesgo como aumento abrupto de la carga de entrenamiento, equipo inapropiado o un gesto deportivo deficiente. Y, aunque las lesiones traumáticas podrían tener un tratamiento conservador por igual, son las relacionadas a sobreuso las que se beneficiarán en la mayoría de los casos de un abordaje en rehabilitación de manera conservadora.
Ese manejo conservador, orientado por el médico fisiatra, podría incluir modificaciones de la actividad, evaluación y modificación del equipamiento, medicación oral o infiltraciones, terapia física y acuática, prescripción de ortesis, así como tratamientos novedosos como las ondas de choque, medicina regenerativa o láser de alta intensidad.
Todo esto se discute luego de haber hecho la evaluación por el médico fisiatra, y que este decida junto al paciente su mejor opción terapéutica.
De igual manera, existen casos que requieren de intervenciones quirúrgicas y serán referidos oportunamente al cirujano ortopedista.
La clave siempre radicará en tomar decisiones oportunas, siempre pensando en los riesgos que involucra cada decisión, y las alternativas que puede tener el paciente en dicho tratamiento.