Personalmente no le conozco; la he visto correr y ganar en varias ocasiones. Me gusta su temple, su humildad, su fortaleza y decisión para lograr lo que se propone.

Marileidy viene sobreviviendo de abajo, de esa falsa inclusión que maquilla la economía. Viene de la pobreza, de la marginalidad, es mujer, joven y con rango y estereotipo para que no alcance el movilismo social. De esas condiciones adversas, de donde se tiene que hacer fila y sentir la apatía, el acoso moral y social.

Ha tenido que competir, luchar y ganar su propio espacio en condiciones desiguales.

En cada carrera que gana, deja constancia de su talento, su disciplina, su coraje y su autodeterminación de luchar y vencer, aun en soledad, en el ausentismo y el negativismo. Refiere Marileidy: “he tenido siempre obstáculos en mi camino, como estar dos meses en un campamento preparándome para esta temporada sin un masajista y sin mi entrenador al lado, por falta de una simple visa europea; pero gracias a Dios, por darme su bendición, pero mi cuerpo y mi alma son mas fuertes que todas las cosas negativas” ¡oh Dios! Marileidy, es una atleta y mujer resiliente.

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Ser resiliente, es venir de condiciones adversas, del dolor y la dificultad de la vida, del hambre, de la carencia, del sufrimiento y de la desesperanza aprendida. Sin embargo, Marileidy logró levantarse, conocerse, aceptarse, superarse y sobreponerse con voluntad, coraje, optimismo y esfuerzo, para ganarle a la maledicencia social, solo las personas resilientes lo pueden lograr.

Esa capacidad de hacer frente a las adversidades de la vida; de aprender a insistir, persistir y resistir y nunca desistir de los propósitos, son las claves de la resiliencia social.

Es duro viajar sola, comer sola, hacer ejercicio sola, sin hablar y sin poder compartir; ser su propia masajista y entrenador; salir a la pista sin que nadie te estimule, correr y correr y, llegar a la meta con el sueño logrado y el optimismo en el pecho y no encontrar quien te pase la bandera de tu país, ni te abrace, ni acompañe para celebrarlo ¡oh Dios!

Marileidy, sigue creyendo en tu Dios, en tus piernas, en tu orgullo y tu coraje; tu país te apoya, te quiere y te respeta. Sigue adelante, tu espíritu de superación, tu fe y tu disciplina te seguirán dando éxito.

Las personas que te admiramos somos muchos, te seguimos y te valoramos como una genuina representante del atletismo dominicano, como una gloria del deporte nacional e internacional.

Lucha, compite y exige, pero cuídate mucho, no uses nada de sustancias ni de vitaminas extrañas; los que van solo, la vida y el camino se le hace mas difícil. Cuida tu éxito, tu fama y tu prestigio. En la falsa inclusión, ni en la marginalidad perdonan, ni los de arriba ni los de abajo.

Pa’ lante mujer resiliente, atleta resistente que vale más que las medallas ganadas.

Literalmente, Marileidy es una resiliente. Desde pequeña ha tenido que luchar y sobrevivir. Encontró en el deporte su espíritu de superación, su conquista y razón de vivir y existir.

En ella queda la constancia de miles de jóvenes que necesitan oportunidad, que le apoyen y la valoren. La vida de un atleta es la suma del talento, satisfacción, autorrealización y, de eso, sabe mucho Marileidy Paulino.