Alfred Hithcock, aquel gigantesco director de cine y, aún más, mito general del séptimo arte y -por sobre todo- hombre convertido en divinidad total cinematográfica, ocultaba cosas. Así es. Ocultaba siniestras, oscuras, espeluznantes cosas.
Es fácil de comprobar. En 1962, Francois Truffaut, otro director de cine genial (primero fue un crítico que escribía en la clásica revista Cahiers du Cinema, luego le agarró el bichito de ponerse detrás de las cámaras y realizó esa joya llamada Los 400 golpes, que todo el mundo debería ver), viajó a Los Angeles para entrevistar a don Alfred. Era el 13 de agosto y Hitchcock cumplía 63 años.
Las conversaciones prosiguieron durante meses y meses de tal manera que se alcanzaron cincuenta horas de cintas grabadas que, finalmente, conformaron las casi 500 páginas de El cine según Hitchcock (Alianza Editorial), libro firmado por el entrevistador Truffaut, que rápidamente se convirtió en la Biblia de realizadores cinematográficos, cinéfilos y críticos de todo el mundo. Ahí Hitchcock habla de todo. ¿Pero habla realmente de todo? ¡No! Oculta cosas.
En 1960, Hitchcock había filmado Psicosis (Psycho, basada en una novela de Robert Bloch quien, aunque sea sobre todo conocido por este texto y sobre todo por su versión fílmica, era un prolífico escritor del género negro y de terror, amigo de H.P. Lovecraft y que incluso guionó una serie televisiva llamada Thriller, presentada por -nos ponemos de pie- Boris Karloff). Es una gran película. Enorme.
El lector recordará su emblemática escena en la ducha cuando la protagonista es acuchillada hasta morir mientras suenan chillidos de violines, violas y violonchelos a través de 50 tomas encadenadas durante casi tres minutos. La actriz era Janet Leigh. Qué actriz.
Qué toma. Qué película. Para el momento de la realización del film, Janet Leigh había sido madre de su primera hija, que tenía dos años y que se llamaba, ya desde chiquita, Jamie Lee Curtis. Recuerde el lector este dato que permitirá comprender mejor el oscuro secreto de Alfred Hitchcock.
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En 1978 se estrenó la película Halloween, un film de terror clásico ya, dirigido por John Carpenter, en el que Michael Myers, un desequilibrado mental, asesina a su hermana, sus huesos van a parar al manicomio, para escapar 15 años después con sed de muerte y una máscara blanca con la que perseguirá a los adolescentes que se atrevan a estar, siquiera, cerca suyo. ¿Quién es la protagonista del film? ¡Pues nada más y nada menos que Jamie Lee Curtis!
¿Cuál será el siguiente film que aparece, aprovechando las mieles del éxito y el fenómeno que inauguraron John Carpenter junto a Jamie Lee, hija de Janet Leigh?
El lector puede tomar un respiro antes de continuar leyendo, ya que la película de marras es Martes 13, sí, el día en que sale a matar Jason en el lago Crystal Lake a adolescentes campamentistas con los métodos más cruentos. Martes 13, como el día en que se publican estas líneas.
La inauguración del mito de Jason, qué miedo por favor. ¿Pero hay más de Carpenter y Hithcock?
La película anterior de Carpenter es un telefilme llamado Alguien me está vigilando, que es un claro homenaje… ¿a quién? El lector habrá adivinado ya: a Alfred Hitchcock y La ventana indiscreta, de 1954.
Todo cierra, todo se conecta, indubitablemente. ¿Y en esas cincuenta horas de charla menciona algo de esto Hitchcock a Truffaut? ¡Nada! Porque Alfred Hitchcock oculta cosas. Quod erat demonstrandum.
Para que no quede ninguna duda acerca de esta exposición acerca del caracter tenebroso de Alfred Hitchcock (del que no se dudaba desde un principio, hay que admitir) se preguntará el lector, este martes 13, qué fobia ostentaba el director de cine: ¿a volar?, ¿a la oscuridad?, ¿a los cocodrilos? No.
Que sea descubierto, con horror, al seguir leyendo: “Los huevos me dan miedo, algo más que miedo, me repugnan.
Esas cosas blancas, redondas, sin agujeros… ¿Alguna vez han visto algo más asqueroso que la yema rota de un huevo rebosando ese líquido amarillo?”, dijo el director de Vértigo. ¡A los huevos! ¿Qué ser sino uno de las tinieblas podría tener ovofobia, fobia a los huevos?
No se abundará más. Este martes 13, no te cases ni te embarques. Esto último sobre todo por el precio prohibitivo de los pasajes, tanto locales como al extranjero.