¿Acaso les importa a nuestro congreso los niños o menores de edad que están cada día en las calles abortando sus vidas? Cuando un niño duerme en la calle, cuando una madre está sin empleo, cuando la democracia es interrumpida con acciones ilegales y sin ética, esto también es una interrupción a la vida plena, ¡es un aborto!
El aborto es amplio, una de las definiciones del aborto es la interrupción de una acción o un proceso antes de que se complete. Vivimos en un país donde muchas de las operaciones institucionales y gubernamentales no se completan, son abortadas; abortamos el imperio de la ley y así apoyamos la impunidad; abortamos a todo un pueblo, dejándolos sin sin agua, sin seguridad social, sin empleos, sin una buena educación, sin esperanza, sin dignidad, y cuando todo lo anterior sucede, se provoca una interrupción al desarrollo de la vida, se provoca un aborto gubernamental, social y emocional, afectando la totalidad del los ciudadanos.
Es un aborto social, porque cuando cortamos el porvenir de todo un pueblo, cuando fabricamos miserias que nos llevan a un alto nivel de pobreza en medio de un país rico y de gente buena, cuando esto sucede, estamos interrumpiendo la esencia y el espíritu de la democracia. En el pasado y nuestra historia nos ha mostrado que a nuestro congreso no les importa la calidad de vida del ciudadano dominicano; no les importa el político o funcionario que aborta la leyes y sustrae los bienes del Estado de manera explícita; de hecho, el mismo congreso parece ser que los cuida para que este aborto sea más efectivo y “menos doloroso”.
El aborto debe ser visto desde una óptica más amplia, va más allá de las tres causales; aborto también es la acción de dejar a la gran mayoría de madres sin trabajo. Cuando un ciudadano pierde el derecho de producir dignamente, automáticamente cae en la cadena de la pobreza, se convierte en una casta oprimida, olvidada, y abortada. El otro aborto o interrupción del proceso que hemos sido parte y nos hacemos los ciegos, es la destrucción de los ríos, la extinción de las aves, la muerte del campo, el exceso del plástico en nuestras bellas pero contaminadas playas; así es, estamos abortando la creación, el medio ambiente. Esto también es interrupción, aborto y muerte.
También existe la interrupción o aborto de un hecho geográfico, étnico y político, me refiero al tema migratorio entre República Dominicana y Haití. El gobierno dominicano ha abortado el rol y la responsabilidad de crear una salida institucional, económica y humana a la inmigración haitiana hacia la República Dominicana; no nos hemos atrevido ha desarrollar una política seria y sabia que beneficie a ambos países. El tema migratoria sólo lo sacamos a la luz en los tiempos de campaña electoral, muchos lo ponen en el tapete para escalar la plataforma del gobierno o del poder; cuando llegan al poder se olvidan y siguen abortando el problema fronterizo.
Hoy, feministas, activistas, congresistas, cristianos, pastores y sacerdotes, nos encontramos de frente, con posiciones sólidas y radicales; defendiendo con energía y valor nuestras posiciones y creencias. Muchos estamos preocupados por el bienestar y la salud de la madre o por la vida de una criatura, también deberíamos estar preocupados por la continuidad de la vida humana y el nacimiento completo de una democracia más allá del disfuncional proceso electoral y sufragio. Quiero decir esto con mucho cuidado y temor, pero debo expresarlo, el mapa histórico del comportamiento ético-social de la mayoría de nuestros diputados y senadores, ha estado generando acciones abortivas, interrumpiendo y violando los derechos del pueblo dominicano. Muchos han llegado al congreso comprando lo más puro del ser humano, ¡la dignidad! Esto es un aborto a la democracia.
¿Acaso a la mayoría de los congresistas les importa la calidad de vida del pueblo dominicano? Aquel pueblo que ellos conocen cara a cara.
¿Acaso les interesa el porvenir de una mujer que ha estado toda su existencia en riesgo social y expuesta a un alto nivel de pobreza e inseguridad social?, ¿Acaso debemos creer que ellos realmente están preocupados por aquellas madres que son presionadas a abortar?
Si existe esa irresponsabilidad con personas que ellos ven y conocen, imagínense el cuidado y protección a la vida de una criatura que ellos nunca le han visto la cara.
Creo en la vida, en la vida plena; creo en la continuidad de una vida segura y abundante. Si realmente nos preocupa el tema de las tres causales, también deberíamos estar muy, pero muy preocupados por el desorden institucional, la interrupción en la equidad y el aborto social.
Creo en la vida, en la vida plena y abundante. Además, los que no creemos en el aborto, deberíamos abrazar el nacimiento y la continuidad de la vida. Si nos preocupa el tema de las tres causales, también deberíamos estar muy, pero muy preocupados por el desorden institucional, por la interrupción de la equidad y de la justicia, porque interrumpir también es abortar.