A seis años del traslado de más de mil 700 familias de la vieja a la Nueva Barquita, los habitantes en el lugar muestran satisfacción, tras reconocer que el cambio ha sido del cielo a la tierra.
Recuerdan que seis años atrás la incertidumbre los arropaba en cada temporada de lluvias y que, con los avisos de alertas por los organismos de socorro, comenzaba el viacrucis para comenzar a sacar colchones, estufas y prendas de vestir, aunque muchas veces el río Ozama los tomaba de sorpresa.
El sacerdote Gregorio Alegría, de la iglesia San Francisco de Asís, de La Nueva Barquita, consideró que el esfuerzo surtió sus frutos, y que a esto antecedieron años de lucha junto a los moradores de la vieja Barquita, en Los Mina, Santo Domingo Este.
Alegría, quien además es el presidente del Patronato de La Nueva Barquita, expresó que “es un cambio de la noche a la mañana, de no tener luz a tenerla las 24 horas, de no tener agua a tener el líquido; ha sido un cambio radical”.
Señaló que, aunque las familias viven próximo al Ozama, ese afluente ahora no representa peligro alguno, pues antes las aguas penetraban a los hogares y arrasaban con todo. Ahora los habitantes y familias del nuevo proyecto respiran el aire fresco de esa fuente acuífera. “Lo que sí llega es la luz, agua, transporte, instituciones de servicios, como la de Salud, a través del Servicio Nacional de Salud (Senasa), enseñanza, parroquia y otras facilidades”, subrayó.
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Resaltó el servicio que ofrece la Oficina Metropolitana de Autobuses (OMSA), cuyos autobuses trasladan a los moradores del lugar hasta la estación Gregorio Urbano Gilbert del Metro de Santo Domingo, además del orden establecido en el lugar.
De su lado, Josefina Madé, presidenta de la Fundación que lleva su nombre, resaltó los beneficios materiales y espirituales de quienes fueron sacados de uno de los lugares más vulnerables de el Gran San Domingo.
No obstante, consideró urgente que el Gobierno facilite las instalaciones de industrias en la zona, para que cientos de jóvenes se ocupen en fuentes de trabajo, porque la mayoría deambula por las calles sin encontrar qué hacer.
De igual modo, solicitó la continuación de la escuela primaria, ubicada frente al proyecto, que hace cuatro años fue iniciada y que la obra se mantiene paralizada. Advirtió que cientos de niños se quedarían sin clase el próximo año escolar.
Habló sobre la delincuencia, una de las acciones que debe ser erradicada en La Nueva Barquita, donde existe un destacamento con pocos policías y un furgón con apenas cuatro guardias.