Más del 70 por ciento del total de egresados universitario se concentra en tan solo ocho carreras: educación, contabilidad, administración de empresas, derecho, mercadeo, medicina, psicología e informática, lo cual puede generar desigualdad en la distribución de oportunidades laborales y disminución en la calidad de los servicios profesionales y la falta de estos en áreas estratégica para el desarrollo nacional.

La preocupación está contenidas en el libro “Todo sobre las carreras universitarias en República Dominicana”, de Marvin Cardoza, la cual refiere que además que un 25 por ciento de la población dominicana ha cursado estudios universitarios lo que sugiere una importante acumulación de capital humano que potencializa la productividad y, por ende, el crecimiento económico.

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“No obstante, esto podría quedar sin efecto si el mercado laboral no tiene la capacidad de absorber a los graduados universitarios. Lo anterior pone en evidencia la relevancia de continuar analizando la movilidad de los egresados a los entes productivos de la economía del país”, expresa Cardoza, quien para el trabajo compiló estadísticas de empleo versus 55 carreras universitarias que se imparten en el país.

El trabajo de investigación analiza algunas variables por cada carrera, entre ellas universidad, sexo de los egresados, área donde se emplea, salario promedio, pluriempleo, combinación con estudios y tiempo en obtener el empleo después de graduarse

Refiere que si bien es cierto que la alta concentración de graduandos en pocas carreras no es exclusivo del país y que aunque a primera vista esto puede parecer el reflejo de lo que demanda el mercado laboral, es importante tomar en cuenta que esta alta concentración además de la desigualdad puede generar una brecha entre la oferta y demanda en el mercado laboral, dejando vacante en ciertos sectores mientras se incrementa el desempleo y la subocupación en otras.

Recomendaciones

Cardoza recomienda orientar y diversificar las ofertas académicas, promoviendo carreras en áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), ciencias ambientales y sostenibilidad, economía y finanzas, agricultura y agroindustria, así como pedagogía enfocado a ciencia y tecnología.

“Además es fundamental establecer una conexión sólida entre las universidades y el sector empresarial para garantizar que los programas académicos estén alineados con las necesidades actuales y futuras del mercado laboral”, indica.

Con esto, afirma, el país podría lograr un mayor equilibrio en la formación de profesionales y mejorar la correspondencia entre la oferta académica y las demandas del mercado laboral, potenciando así el crecimiento económica y social del país.

Del autor

En un ingeniero en sistema de la información de la Universidad Católica de Nicaragua con maestría en economía y docente universitario en el país, donde se ha radicado desde hace varios años.