Iniciamos la primera semana de este año 2024, el cual es de mucha importancia para la República Dominicana, pues tenemos las elecciones municipales el 18 de febrero y las presidenciales y legislativas el 19 mayo, en un escenario que debemos decidir, seguir adelante o mirar hacia atrás.
Como país, debemos procurar tener instituciones fuertes con un sistema o estructura gubernamental que funcione de manera eficiente, transparente y justa. Estos organismos son esenciales para garantizar la buena gestión de los bienes públicos y la prestación efectiva de servicios a los ciudadanos.
Al tener instituciones fuertes se establece un marco de gobierno sólido que permitirá que un Estado avance y se desarrolle de manera efectiva; y para lograr eso, debemos decidir quienes deben ser los administradores de los bienes y servicios que poseemos.
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Los políticos desempeñan un papel crucial en la construcción y fortalecimiento de estas instituciones. Al elegir a los mejores candidatos en cada segmento de las elecciones, los ciudadanos pueden asegurar que se seleccionen líderes responsables, éticos y competentes.
Estos políticos deben tener una comprensión profunda de la importancia de alejar la corrupción de los bienes públicos, y trabajar activamente para combatirla, con una estructura en la justicia que no permita gestiones dolosas, sobre todo en el manejo de los fondos del Estado.
Cuando los políticos son íntegros y actúan con transparencia y responsabilidad se promueve la confianza entre los ciudadanos hacia el gobierno en general.
Esta confianza es vital para el buen funcionamiento del Estado, ya que, cuando existe una fuerte confianza pública, se crea un ambiente propicio para el crecimiento económico, la inversión extranjera y el desarrollo social.
Por otro lado, la corrupción debilita las instituciones y fomenta la desigualdad, la injusticia y el estancamiento económico. Los recursos públicos desviados por los actos de corrupción no llegan a quienes más lo necesitan, sino a manos de unos pocos. Esto impide el desarrollo y el progreso de la sociedad en su conjunto.
Las bases de un Estado fuerte, con buenas políticas públicas, servicios eficientes y una estable infraestructura económica, se establecen a través de los siguientes elementos clave:
Instituciones sólidas: un Estado fuerte requiere de instituciones gubernamentales sólidas y eficientes. Esto implica contar con un sistema judicial independiente, una administración pública eficiente y transparente, mecanismos de rendición de cuentas claros y una separación efectiva de poderes.
Estado de derecho: la aplicación justa y equitativa de las leyes es esencial para la estabilidad y el buen funcionamiento de un estado fuerte. Esto implica que todas las personas, incluidos los funcionarios públicos, estén sometidos a la ley y sean responsables de sus acciones.
Políticas públicas adecuadas: un Estado fuerte debe contar con políticas públicas adecuadas que aborden las necesidades y aspiraciones de la sociedad. Estas políticas deben ser desarrolladas de manera participativa, basadas en evidencias y enfocadas en el interés general. Además, deben estar respaldadas por mecanismos de implementación y evaluación efectivos.
Servicios públicos eficientes: un Estado fuerte se caracteriza por la prestación eficiente y de calidad de servicios públicos básicos, como educación, salud, transporte, seguridad, entre otros. Esto implica la correcta asignación de recursos, la capacitación de profesionales adecuados, la planificación adecuada y la gestión eficiente de los servicios.
Infraestructura económica sólida: la construcción y mantenimiento de una infraestructura económica sólida es fundamental para el desarrollo de un Estado fuerte. Esto incluye la inversión en infraestructuras físicas, como carreteras, energía, comunicaciones, así como en infraestructuras sociales como la educación y la salud. Una infraestructura adecuada facilita el crecimiento económico, atrae inversiones y mejora la calidad de vida de los ciudadanos.
En conjunto, estas bases fortalecen al Estado, permitiendo que se implementen políticas públicas efectivas, se presten servicios eficientes y se desarrolle una infraestructura económica sólida. Esto conduce a un mayor bienestar y progreso para la sociedad en su conjunto.
En resumen, para tener un Estado fuerte y progresivo es esencial contar con instituciones sólidas y políticos comprometidos con la lucha contra la corrupción.
La elección de los mejores candidatos en cada segmento de las elecciones es significativo para garantizar un gobierno transparente, responsable y ético.
Al mantener la corrupción alejada de los bienes públicos se crea un entorno propicio para el desarrollo económico y el bienestar social.