Si hay algo que podemos tener claro es que el modelo de globalización liberal que durante décadas fue promovido y defendido por los Estados Unidos y los organismos internacionales ha llegado a su fin. Está en desarrollo una nueva visión, cuyo objetivo fundamental es detener el crecimiento de China restaurar el dominio de los Estados Unidos; rompiendo el orden mundial comercial promovido desde finales de la década de los cuarenta del siglo pasado.
Una expresión concreta del rompimiento es el número de nuevas restricciones sobre el libre comercio puestas en marcha desde 2019. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), se ha pasado de 1,000 a 3,000 medidas restrictivas, lo que es reflejo de una guerra comercial en marcha. El economista jefe de dicho organismo, Pierre Olivier Gourin, expresó recientemente su preocupación sobre esta situación, indicando que esas medidas no sólo perjudican la economía global, sino que empobrecen a los habitantes de los países que las adoptan.
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En este sentido, por ejemplo, de acuerdo con la Federación Nacional Minoristas de los Estados Unidos, la propuesta arancelaria de Donald Trump provocaría una subida de precios que restaría hasta 78 mil millones de dólares al poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses. La propuesta estrella de Trump es establecer un arancel global del 10% al 20% para las importaciones de la mayoría de productos, que sería de 60% en el caso de China, y de 200% sobre las importaciones de algunos vehículos.
Es muy posible que México, país con el que Estados Unidos tiene un tratado de libre comercio, firmado por el propio Trump, no escape a sus amenazas de imponer aranceles sobre las importaciones procedentes de ese país del 25% y del 500% a los automóviles.
Pero no se trata sólo de aumento de aranceles y barreras comerciales. Se están estableciendo subsidios internos, restricciones a la inversión extranjera y control de exportaciones, relocalización de cadenas de suministro, entre otras medidas. Todo eso expresa que estamos frente a una erosión del sistema de libre comercio.
El argumento de Trump es que, con su propuesta arancelaria, busca proteger ciertos sectores de la economía de Estados Unidos y fomentar la producción nacional. Sin embargo, los resultados de su propuesta conducirían a una elevación de los precios de bienes importados, lo que aumentaría el costo de vida para la mayoría de las familias estadounidense y reduciría la variedad de productos disponibles.
Los países que sean afectados por la política proteccionista que aplique Donald Trump responderán de la misma manera agravando así la ya existente guerra comercial, lo que impactará en la caída del comercio mundial.
En el caso de la República Dominicana, país que tiene un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y un déficit comercial favorable a ese país, en caso de que se produzca un incremento arancelario, podría tener efectos negativos sobre la economía debido a la estrecha relación comercial entre ambos países.
Nuestro país exporta a ese destino textiles, tabaco, productos agrícolas, dispositivos médicos, etc. Aplicarles a esos productos un arancel del 10% o más, haría que los mismos pierdan competitividad en el mercado estadounidense debido a los precios más altos, lo que podría reducir la demanda de productos dominicanos, afectando directamente a los ingresos de exportación del país?.
Las zonas francas dominicana dependen de empresas que buscan acceso preferencial al mercado estadounidense bajo el acuerdo de libre comercio CAFTA-DR. Si se aplican tarifas arancelarias adicionales, esto podría reducir el atractivo de la República Dominicana para las empresas extranjeras, que podrían optar por relocalizarse en otros países. Esto afectaría tanto al crecimiento económico como a la entrada de divisas.
Aunque el impacto directo sería más fuerte en las exportaciones, el aumento de aranceles también podría repercutir en los precios de productos estadounidenses importados en República Dominicana, ya que algunas empresas estadounidenses compensan sus costos de exportación con incrementos de precios.
Es esencial que las autoridades dominicanas se preparen para navegar en este nuevo contexto político internacional, buscando fortalecer nuestras relaciones comerciales y protegen los intereses nacionales.
Crecientemente, veremos en los años por venir más consecuencias de la guerra comercial en curso. ¿Nos tocará?