En el año 2009 estuve realizando un estudio etnográfico sobre fracaso escolar de las niñas en centros educativos en Guinea Ecuatorial- África. Una de las comunidades visitadas, Luba en la isla de Bioko, es de la etnia Bubi, una de las cinco etnias de Guinea Ecuatorial.
Allí observé una organización social distinta. Las mujeres son las que tienen el liderazgo social y político.
Es una comunidad pacífica con relaciones sociales basadas en la horizontalidad y el cooperativismo.
Esta misma situación la encontró un colega que visitó el municipio de Jambaló en Cauca, Colombia, recientemente. El relata que en este municipio el liderazgo político está representado por una mujer indígena que gobierna desde una estructura cooperativa con uso del método no-violencia activa en el enfrentamiento con los grupos paramilitares y de las FARC para mantener la paz en su municipio.
En esta comunidad de Jambaló-Cauca parece existir un matriarcado al igual que en Luba-Guinea Ecuatorial. La presencia del matriarcado en términos históricos y actuales se describe en distintos estudios antropológicos sobre diversas sociedades.
Le puede interesar: Menores y abuso sexual, raíces
Se identifican matriarcados en: “Los Nago-visi de la isla de Bouganville-frente a Papua Nueva Guinea, los Minangkabau en el oeste de Sumatra en Indonesia, Los Khasi, Garo y Jaintia que habitan el Estado de Menghalaya, norte de la India, los Machiguenga de Perú, los Mosuo en el Estado de Yunann-China, los Bijagó de Guinea-Bisau, los Zapotecas del Istmo de Tehuantepec en México, los Inuit norteamericanos, los Ibo de Nigeria, algunos pueblo de la Amazonia americana, los Semang de la península malaya, los Ashanti de Africa Occidental, los Lepcha del Himalaya, los Kung del desierto de Kalahari, entre otros”. (Ortner 1979, Heritier 2002, Moore 1991, Leacock 1981)
Los análisis del matriarcado que se realizan en la perspectiva etnográfica hacen énfasis en que “no es exactamente el reverso del patriarcado, en él las mujeres no dominan a los hombres ni los excluyen de la vida social en condiciones de desigualdad como ocurre en el patriarcado. Los principios del matriarcado están sostenidos en fomentar la vida natural, social y cultural basada en el respeto mutuo” (Gómez 2007:21).
En este sentido la antropóloga Peggy Reeves Sanday (1981) señala que las sociedades en las que la mujer goza de poder y prestigio sacralizan la naturaleza, dominan los valores cooperativos, igualitarios y pacíficos, el papel de la madre es central, la mujer es autónoma económicamente y el parentesco es matrilineal.
Las mujeres ostentan poder económico y político y se mantienen unas relaciones de igualdad hombres-mujeres estableciéndose la propiedad de la tierra a las mujeres que son las madres, definen el linaje y la herencia. (UNAM 2009)