Hoy 
El «Plan de Lucha» anunciado por los médicos colegiados ayer incluye demandar la reapertura de hospitales fuera de servicio por reparación, el cese de lo que describen como ola de despidos «injustificados» y expresa una resuelta oposición a los voluntariados ideados por el Gobierno para mejorar la administración de los centros asistenciales, entre otras reclamaciones.
Radicalmente, en vez de abrirse a un previo diálogo con las autoridades, estarían dispuestos a ir a la calle a exponer con piquetes su causa como una forma inicial de apartarse de sus labores sin descartar paralizaciones más extendidas de centros públicos y privados, posibilidad que nunca había sido contemplada.
Disentir de la gestión gubernamental en materia la salud y protestarla podría lógicamente corresponder a los derechos que siempre les han asistido.
Pero solo auguraría perjuicios a la sociedad el protestar con recursos extremos que podrían menoscabar servicios de imprescindible continuidad intensificando confrontación con quienes tienen a su cargo la dirección del sistema sanitario.
No se percibe que en este momento predominen en el poder actitudes de intransigencia y negación a escuchar insatisfacciones, y hasta firmes demandas al Estado, provengan o no de quienes le aportan funciones.
Menos tratándose de servidores de trascendentales obligaciones con la salud y la vida de los ciudadanos. Preferible que discutan prontamente sus diferencias.
