Según Red para Epidemiología de VIH Caribe y Suramérica
La esperanza de vida de personas infectadas con el virus del sida en América Latina ha mejorado en los últimos años, de acuerdo con un estudio que publicó ayer la revista médica británica “The Lancet HIV».
El análisis, hecho por el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt de EE. UU.(VUMC) y varias instituciones de América Latina, ha encontrado un fuerte incremento de la expectativa de vida entre 30,688 personas sometidas a tratamiento por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) entre 2003 y 2017.
Según la investigación, en 2003, un joven de 20 años bajo tratamiento en Argentina, Brasil, Chile, Honduras, México o Perú podría haber esperado vivir hasta los 51 años. Sin embargo, a partir de 2017, la esperanza de vida de un joven de 20 años en tratamiento en esos países latinoamericanos era de 70, en comparación con 78 para población general.
Los datos utilizados en el estudio proceden de la llamada Red para la Epidemiología del VIH del Caribe, Centro y Suramérica, un consorcio de investigación epidemiológica del VIH que vincula la experiencia y los recursos del VUMC con investigadores de centros en Argentina, Brasil, Chile, Honduras, México y Perú.
El mayor incremento en la esperanza de vida de las personas con VIH se produjo de 2013 a 2017 y coincidió con la recomendación de que todas las personas con VIH debían recibir tratamiento independientemente de la etapa de la enfermedad.
“La terapia antirretroviral se hizo mucho más ampliamente disponible en toda la región del estudio a partir de la década de 2000”, señaló Jessica Castilho, una de las investigadoras y profesora asistente de Medicina del VUMC. En 14 años, la esperanza de vida fue generalmente mayor entre las mujeres con VIH que entre los hombres.
Las claves
Recibir tratamiento
La esperanza de vida de un joven en tratamiento en latinoamericanos era de 70, en comparación con 78 para población general.
El mayor incremento en la esperanza de vida de las personas con VIH se produjo de 2013 a 2017 tras recomendación de que todas las personas con VIH debían recibir tratamiento independientemente de la etapa de la enfermedad.