La decisión de Estados Unidos de aceptar nuevamente exportaciones azucareras del Central Romana Corporation, principal productor local del dulce e impulsor corporativo en otros ámbitos de la economía del país, coincide con otras señales positivas: el anuncio presidencial de que en coordinación con el sector privado se propone establecer parques industriales y zonas francas en varias regiones para absorber una auténtica riqueza nacional: el versátil recurso humano (¡bondad del desempleo como cantera!) que demostradamente adquiere con facilidad destrezas para fines productivos. A la vista, además, una combinación de factores y de drástica recomposición de relaciones de EUA con antiguos socios y gigantes proveedores de materia prima y productos terminados como China que de buenas a primeras otorgan máxima importancia a los puntos geográficos más cercanos al colosal mercado del norte hemisférico. Este es el momento de los «nearshoring» o relocalización de empresas. El concepto económico de la «ventaja comparativa» lleva a pronosticar a República Dominicana como beneficiaria de una emigración de empresas creadoras de empleos y consumidoras de bienes de producción local gracias a las relaciones bilaterales de conveniencia recíproca con los nuevos inquilinos de la Casa Blanca que apenas llegaron prometieron cordialmente procurar vínculos equitativos con República Dominicana para el boom de las llamadas tierras raras detectadas en abundancia en algunos suelos criollos.
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Un entente necesario para equilibrar los intercambios de comercio sólidamente favorables para Norteamérica en este momento que exporta hacia este destino casi el doble de lo que compra a los dominicanos. El uso intensivo de mano de obra que caracteriza los procesos industriales simples y sin maquinarias sofisticadas que en el país se instalan bajo exenciones fiscales tienen mejor futuro que otras actividades de lucro a las que la Inteligencia Artificial va a llevar a la paulatina desaparición. Un estudio de la Organización Internacional de Trabajo auguró que la amenazante IA generativa no reemplazaría roles completamente. La mayoría de industrias del sector a las que se hace referencia automatizarían algunas tareas y complementarían otras y que el mayor impacto de esta tecnología no será «la destrucción de empleos».