Reportaje/ EFE. Bajo la piel aterciopelada de esta dulce fruta sensual, delicada y sabrosa, se esconde un verdadero tesoro para la salud de las células.
Posee tres vitaminas antioxidantes: A, C y E, que ayudan a evitar el envejecimiento precoz y la degeneración de los tejidos, a reforzar las defensas orgánicas del sistema inmunitario, y a vivir más años y mejor.
El melocotón es un fruto de olor agradable, esférico, de seis a ocho centímetros de diámetro.
Tiene un surco profundo que ocupa media circunferencia. Su piel es delgada, vellosa, de color amarillo, con manchas encarnadas.
Su capa media o pulpa es amarillenta, de sabor agradable y está adherida a un hueso pardo, duro y rugoso, que encierra una almendra muy amarga.
Lo que no es muy conocido es que esta fruta no sólo sirve para elaborar deliciosos zumos, postres o mermeladas, sino que también posee virtudes terapéuticas y protectoras conocidas desde hace siglos. Por algo el sabroso melocotón fue adoptado como símbolo de la longevidad y la inmortalidad por la filosofía taoísta, en China, de donde procede originalmente este árbol, aunque en tiempo de los antiguos romanos fuera importado desde Persia.
De hecho, aparece reflejada en importantes obras de arte como en Reunión elegante en el jardín de los melocotoneros, una pintura de Xie Huang, de la dinastía Ming (1588-1644) que se exhibe en el Museo Metropolitano de Nueva York, en Estados Unidos.
Tan antigua como sus cualidades culinarias y saludables, son ciertas curiosidades respecto de las denominaciones populares de este fruto, tanto en Europa como en América.
La palabra melocotón proviene del latín malum cotoneum, y en realidad que significaba membrillo. Al parecer esto se debe a que las variedades más resistentes a las plagas se obtenían en la antigüedad injertando el melocotonero en un membrillo.
Por su parte, el término durazno, con el que se conoce al melocotón en América Latina, no tiene un origen americano, sino latino, y según algunas fuentes- la palabra durazno incluso aparece documentada en el idioma castellano antes que melocotón, aunque después predominó en el español europeo su denominación actual.
Aunque puede haber controversias respecto de su nombre, lo que sí está claro son las cualidades saludables de esta deliciosa fruta, que entre otras cosas es diurética y laxante.
Sus vitaminas A, C y E contrarrestan la perjudicial acción en las células de unas moléculas oxidantes denominadas radicales libres, ayudando a evitar las enfermedades degenerativas como el cáncer, el Alzheimer o las cataratas, así como el envejecimiento precoz del organismo.
Estas vitaminas también ayudan a mantener en buen funcionamiento del sistema inmunitario, aumentando su actividad para combatir las infecciones y las enfermedades.
El melocotón también es rico en minerales como el potasio, que regula la tensión arterial; el fósforo, fundamental para el sistema nervioso, y el cerebro, en tanto el magnesio, que también posee, contribuye a prevenir los estados de cansancio, ansiedad y estrés.
Estas son otras de sus virtudes y formas de aprovecharlas mejor:
Ayuda a la digestión.
Esta fruta es fácil de diferir, es poco pesada para el estómago, y ayuda al hígado a realizar los procesos digestivos porque aumenta la producción de bilis y la digestión de las grasas.
Aliado de las vías urinarias.
Si sufre cálculos de riñón o vesícula, conviene tomar el melocotón en forma de zumo, porque favorece la disolución de las llamadas piedras renales. Lo ideal es mezclar el jugo de la fruta licuada con un poco de miel.
Beneficia la actividad intestinal.
El melocotón aporta una reducida cantidad de azúcar, por lo que pueden consumirlo los diabéticos siempre bajo control médico y dentro de una dieta equilibrada. Gracias a su elevado contenido en fibra vegetal, resulta muy aconsejable para combatir el estreñimiento.
A la hora de comprarlos .
Elija los melocotones con la piel lisa, sin manchas y de tacto blando, pero consistente. Su aroma debe ser suave y a la vez afrutado.
Un truco para averiguar si están maduros consiste en comprobar la consistencia del pedúnculo: si cede al tirar de éste, significa que la fruta está en su punto para ser consumida.
Según los entendidos esta fruta alcanza su máxima calidad cuando el verano se encuentra ya avanzado. Se utiliza para elaborar las compotas que consumen los recién nacidos.
Las claves
1. Símbolo de la longevidad
– El sabroso melocotón fue adoptado como símbolo de la longevidad y la inmortalidad por la filosofía taoísta, en China, de donde procede originalmente este árbol, aunque en tiempo de los antiguos romanos fuera importado desde Persia.
2.¿Durazno o melocotón?
El término durazno, con el que se conoce al melocotón en América Latina, no tiene un origen americano, sino latino, e incluso aparece documentado en textos del idioma castellano antes que la palabra melocotón.
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Cómo elegirlo
Conviene elegir las frutas con la piel lisa, sin manchas, y de tacto blando, pero consistente. Su aroma debe ser suave y a la vez afrutado. Para averiguar si están maduras hay que tirar del pedúnculo: si cede significa que están en su punto.
El melocotón, también llamado presco o durazno, contiene una única y gran semilla encerrada en una cáscara dura. Esta fruta, de piel aterciopelada, posee una carne amarilla o blanquecina, de sabor dulce que despide un delicado aroma. Son frutas de hueso llamadas drupas.