Por Merilenny Mueses
Las abuelas son un puente entre el pasado y el presente, un enlace de amor y sabiduría que siempre están dispuestas a consentir a sus nietos.
Por esto, en este mes de las madres, el periódico Hoy quiere rendirles honor a las abuelitas rememorando algunas de sus características que responden a la pregunta: ¿qué es tener una abuela dominicana?
Las abuelas dominicanas son identificadas en la isla por diversos factores, entre ellos: permitirle al nieto lo que nunca le permitieron al hijo, darle aliento cuando recibe un regaño de sus padres, tener refranes para cada ocasión y su comida inigualable cargada de trucos que han pasado de generación en generación.
Las abuelas de Quisqueya son las que te dicen “no corras que te vas a caer” y cuando te caes son las primeras en levantarte y prepararte una infusión que parece mágica de lo rápido que te sana.
Se conocen por sus dichos populares como: “para hablar mentira y comer pescado, hay que tener mucho cuidado”, “camarón que se duerme se lo lleva la corriente”, y si te ven andando con alguien que no les transmite confianza, sin duda recurren al famoso: “dime con quién andas y te diré quién eres”.
Tener una abuela dominicana es contar con alguien que sabe todos los secretos de la cocina, es quien sabe arreglar tus platos favoritos si se te va la mano con la sal, y su primera lección gastronómica para un arroz perfecto es el cucharón posicionado en la parte central de un “caldero”, y si se queda recto, indica que está en su punto exacto.
Además, parece que hicieron un entrenamiento especial con el reino de Wakanda, porque, así como ellos protegen su vibranium, las abuelitas defienden a su segunda generación de cualquier inconveniente con la primera.
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Las abuelas poseen incontables encantos y talentos, entre ellos saber dónde esconder dinero para regalarle a los últimos retoños y hacerlo con una gracia que pasa desapercibida.
Y son tan felices cuando sus nietos logran algo que lo celebran como si la victoria fuera propia.
Son muy parlanchinas y es costumbre contarle sus emociones a los vecinos y familiares, aunque estas puedan llegar a ser peculiares, por ejemplo: la primera llegada de la menstruación a una adolescente.
“Mató el chivo” es la célebre frase que con regocijo utilizan estas excepcionales mujeres. Pero, ¿para qué vas a tener una abuela si no va a anunciar a medio vecindario que te llegó el primer período?
Y que no se olvide que es cultura de todas las abuelas de la isla rechazar un pretendiente millonario por preferir el amor de sus abuelos.
Porque tener una abuela dominicana es destapar un baúl de recuerdos de su juventud, es conocer la historia a través de sus vivencias, es obtener un consejo de la persona más sabia, es degustar sus secretos de cocina, es la conexión inquebrantable con el amor más puro. Eso es tener una abuela dominicana.