La postal es tan común como preocupante cada vez que Lionel Messi se coloca la camiseta albiceleste. Manos en el rostro, mirada al cielo con gesto de impotencia, como implorando a los dioses del fútbol que le regalen un solo gol con la selección de Argentina, tan solo uno de esos que anota a manos llenas y casi por inercia con el Barcelona.
La escena se repitió hasta el cansancio el jueves en el empate 0-0 ante Perú en un estadio La Bombonera que hervía como caldera, cuyos fervientes cánticos y bombos se fueron extinguiendo con cada balón mal pateado o estrellado en los postes. Y al firmar otro partido sin goles y quedar fuera del puesto de repechaje tras la penúltima fecha de las eliminatorias sudamericanas, se palpita una situación que parece una paradoja: La Copa del Mundo de Rusia podría quedarse sin el que quizás sea el mejor futbolista de la historia.
“No se le puede pedir nada más a Messi”, resumió el técnico argentino Jorge Sampaoli, contratado hace cuatro meses para sacar a flote a una selección que estaba a la deriva y entonces coqueteaba con el quinto lugar de la tabla que obliga a disputar un repechaje ante Nueva Zelanda. “Presionó, bajó, no paró un segundo de buscar. Tuvo chances, generó, metió pelotas de gol en lugares imposibles”.
De todas formas, ese esfuerzo no alcanzó. Como suele pasarle cuando juega con Argentina, Messi tuvo que hacerlo casi todo por su cuenta, y le hicieron falta socios como Luis Suárez, Andrés Iniesta y otros de los genios que lo acompañan en el Barsa.
El tercer empate consecutivo, y cuarto partido en fila sin ganar, dejó a Argentina en el sexto lugar con 25 puntos, los mismos que el quinto Perú y uno menos que el tercero Chile y el cuarto Colombia. No todo está perdido para Messi y compañía, que en realidad controlan su propio destino y con un triunfo el martes en Ecuador aseguran al menos el repechaje _ y quizás hasta escalar al tercer puesto con una combinación de otros resultados.
Un empate deja a Argentina a merced de que Perú pierda ante Colombia y Paraguay no le gane a Venezuela para meterse al repechaje. Un revés y toca empezar a pensar en 2022, para cuando Messi tendría 35 años.
“La situación no es cómoda, pero la clasificación sigue dependiendo de nosotros”, se ilusionó Sampaoli, que saldó sus tres partidos en las eliminatorias con sendos empates sin goles contra Uruguay y Perú, y otro por 1-1 contra Venezuela. “Yo sigo esperanzado de que si jugamos como hoy (jueves) vamos a clasificar”.
Para lograrlo, la Albiceleste tendrá que superar una sequía de goles desconcertante para un plantel que cuenta con artilleros de la talla de Messi, Paulo Dybala, Mauro Icardi y, durante otras etapas de esta eliminatoria, Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín.
Argentina suma tan solo un gol en sus cuatro últimos encuentros, y ni siquiera ese fue obra de un jugador suyo, sino un autogol en el empate del 5 de septiembre ante el colero Venezuela. Sus 16 tantos en 17 fechas son la segunda menor cantidad en la eliminatoria, por encima de los 14 de la penúltima Bolivia.
“Estamos siendo una selección muy contundente en lo que busca cada partido”, afirmó con una fe casi ciega Sampaoli, el tercer técnico de Argentina en esta eliminatoria. “Tengo la tranquilidad de que son jugadores contundentes por naturaleza.”
El otro obstáculo, más allá del rival de turno que ya está eliminado, serán los 2.850 metros sobre el nivel del mar de Quito, la capital ecuatoriana donde se disputará el encuentro y en la que Argentina sólo ganó uno de los seis partidos que jugó allí, hace 16 años en las eliminatorias para la Copa del Mundo de 2002.
Ese fue precisamente el último Mundial en el que no estuvo Messi. Claro, la hoy superestrella del fútbol tenía para entonces apenas 15 años, aunque ese chiquitín que todavía recibía tratamiento hormonal para estimular su crecimiento ya empezaba a deslumbrar con sus goles, regates y visión en las divisiones juveniles del Barcelona.
Messi jugó en los tres mundiales a partir de 2006, cada vez con mayor protagonismo, hasta que condujo a la Albiceleste a la final de 2014 ante Alemania, la que perdió por 1-0. Fue el primero de tres fracasos en finales en años consecutivos con Argentina, los otros dos ante Chile en sendas ediciones de la Copa América, una racha tan frustrante que lo llevó a retirarse brevemente de la selección.
La última vez que Argentina no se clasificó al Mundial fue en 1970.