CIUDAD JUAREZ, México. AP. Es un ritual que se realiza prácticamente a diario: individuos acusados de narcotráfico y homicidio son exhibidos ante los medios de comunicación para mostrar que México está ganando su guerra contra las drogas, pero una vez que se apagan las luces de las cámaras, tres cuartas partes de ellos son puestos en libertad.
Aun cuando el gobierno federal presume su récord de arrestos, los casos armados por procuradores y policías bajo la enorme presión de hacer arrestos con rapidez se desbaratan por la falta de evidencia.
Personas inocentes son torturadas para que confiesen. Los culpables son puestos en libertad, sólo para ser detenidos en otra ocasión por otros crímenes. A veces, los carteles de las drogas son los que deciden quién es arrestado.
Archivos obtenidos por The AP muestran que el gobierno arrestó a 226,667 sospechosos de delitos relacionados con el narco entre diciembre de 2006 y septiembre de 2009, la cifra disponible más reciente. A menos de una cuarta parte de esos detenidos se les levantaron cargos. Sólo 15% recibió sentencia. Y la Procuraduría General de la República no dirá cuántos de ellos eran culpables. El vacío judicial es una razón clave por la cual los carteles mexicanos continúan distribuyendo toneladas de marihuana, metanfetaminas, heroína y cocaína en las calles de EU. «Les da una impunidad de facto», dijo el embajador estadounidense Carlos Pascual a la AP, «y les permite funcionar de manera tal que pueden extenderse en Estados Unidos». El sistema judicial de México opera de manera casi secreta y ha sido empedernidamente corrupto.