Quiero referirme a la habilitación en nuestro país de metros o trenes de transporte público y las recientes críticas que se han hecho a supuestos vicios de construcción de las vías y soportes de los vagones, particularmente para las líneas hacia Los Alcarrizos y Santiago, y me llamó la atención lo relativo a los contratos y compras de materiales y equipos que casi en su totalidad se hicieron con compañías ubicadas en países lejanos y con antecedentes cuestionables y marcas de trenes con tecnología obsoleta con limitadas posibilidades de suplir repuestos o adaptaciones compatibles con los nuevos equipos.
Oyendo a personas vinculadas con el asunto de los trenes o metros dominicanos, llegué a la conclusión de que antes y ahora la costumbre ha sido buscar proveedores lo más lejos posible y apuesto peso a morisqueta a que el propósito número uno fue y seguirá siendo que sea más difícil investigar y darle seguimiento a los escandalosos contratos y compras amañados; no es buscando mejor tecnología o garantía sino hacer más fácil estafar al Estado dominicano.
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