Continuando con la serie que inicié hace unas semanas, les presento las ideas centrales de una investigación más amplia que estoy realizando junto a mi amigo José Chez Checo, sobre los chinos en la República Dominicana. Lo que se expone a continuación son ideas generales.
Las convulsiones políticas que se vivían en el mundo, y particularmente en la China Continental, se reflejaron en la comunidad china de la República Dominicana. Después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo estaba dividido en dos mitades, la guerra fría había colocado una invisible cortina de hierro que exacerbó las pasiones.
Un elemento que le dio fuerza al grupo que apoyaba al movimiento nacionalista, fue la opción trujillista de establecer vínculos con la República China de Taiwán. Esta decisión política tiene su explicación. La guerra fría estaba en pleno apogeo. Era lógico pensar que las alianzas estratégicas del Dictador se hicieran en torno a las naciones que se habían definido opositoras del comunismo. Como se verá en las páginas que siguen, las tensiones políticas entre los pro nacionalistas, posteriormente los pro-taiwaneses, y los pro China continental estuvieron presentes a todo lo largo del siglo XX, especialmente a partir de 1961, momento en que la Dictadura de Trujillo finalizaba abruptamente.
Trujillo dejó como legado las relaciones diplomáticas con la República China de Taiwán. A pesar de que los meses que transcurrieron después de la muerte del dictador eran de inestabilidad e incertidumbre, la diplomacia taiwanesa en el país, no perdió oportunidad alguna para hacerse presente. La prensa de la época mostraba el dinamismo del embajador Li Chiao. Durante los años que estuvo en la República Dominicana desempeñó su cargo con activismo y decisión. No perdía ninguna ocasión para ganarse la opinión pública.
Un elemento interesante era la participación política de la colonia china. Por un lado, estaba la primera generación que se concentraba en su lucha anticomunista y el apoyo a la embajada de Taiwán. En sentido general, puede afirmarse que los viejos de la colonia se apoyaban en el statu quo vigente, no importara el partido que estuviera en el poder. Los jóvenes, sin embargo, defendían el proyecto comunista y la China continental.
Durante los años comprendidos entre 1961-1965 la embajada de Taiwán se hizo presente. Por ejemplo, una vez derrocado el Gobierno de Bosch, la embajada de Taiwán se hizo presente ante los nuevos dueños de la situación. Los miembros del Triunvirato recibieron al embajador taiwanés unos pocos días después de su abrupto ascenso para recibir de parte del diplomático un mensaje de Chiang Kai Shek, en el que anunciaba el deseo de su Gobierno de ayudar a la República Dominicana a través de una visita oficial del gobernador del Banco Central taiwanés, el ministro de Comercio Exterior, diversos dirigentes de bancos, entre otros. La visita fue realizada por todo lo alto.
Durante los 5 años de profunda inestabilidad, los embajadores taiwaneses se asociaban con el Gobierno de turno, sin importar si era de facto o democrático. Los responsables de la embajada China de Taiwán trabajaron intensamente para retribuir el apoyo recibido del Gobierno dominicano, por lo que dirigieron su accionar en muchos sentidos: cooperación técnica, financiera y cultural
Las relaciones entre ambas naciones se fortalecieron ampliamente. Durante los 12 años del Gobierno de Joaquín Balaguer, la cooperación técnica fue uno de los principales estandartes. El trabajo en la Estación Experimental de Juma fue destacado, en especial la figura del doctor Hsieh, que al momento tenía más de 12 años de trabajo ininterrumpido en el país. A este hombre se le debe el desarrollo del cultivo del arroz.
El ascenso del PRD al poder en 1978 no significó en modo alguno una desaceleración de las relaciones. Tal parece que la opción por Taiwán fue más que nada una política de Estado. En el Gobierno de Antonio Guzmán se ratificaron los lazos a través de diferentes acciones diplomáticas, que iban desde el intercambio de técnicos, la ayuda vía becas, el financiamiento de proyectos hasta, por supuesto, el apoyo expreso de ambos gobiernos.
Durante el Gobierno de Salvador Jorge Blanco, el Gobierno de Taiwán envió muchas misiones técnicas al país. Para esa época se creó la Cámara de Comercio y Cultura Domínico China, que jugó un papel importante al atraer al país inversionistas chinos. Solo en 1985 se instalaron 15 nuevas empresas que se destinarían a la producción de papel, plástico, camarones de exportación, hortalizas, frutas deshidratadas, electrodomésticos, champiñones, entre otros productos.
Esos años de excelente relación se vieron empañados cuando se destapó un escándalo sin precedentes: el otorgamiento de visas al vapor a chinos. Se decía que una mafia compuestas por personajes importantes de ambos países tenían un negocio muy lucrativo en la venta de visas y las naturalizaciones al vapor. En esos ocho años del Gobierno del PRD se habían naturalizado más chinos que en toda la historia del país. El escándalo fue tan grande que los implicados tuvieron que abandonar el negocio,
El fin de la guerra fría trajo consigo muchos cambios. Uno de ellos es la mirada más tolerante del mundo con respecto a la China Continental. La posición de esta nación en las Naciones Unidas, sobre todo su puesto en el Consejo de Seguridad y su nueva política de apertura ante el llamado del capital internacional, le dieron nuevos bríos para acrecentar su agresividad contra Taiwán. Esta situación había reabierto las heridas. Taiwán, sintiéndose amenazado, decidió iniciar una cruzada en contra del comunismo.
La labor de los diplomáticos chinos de Taiwán en el país siguió siendo muy efectiva. Durante el Gobierno de los 10 años del doctor Balaguer las relaciones se mantuvieron intactas. Un ejemplo de esto fue la visita oficial del canciller Frederick Chien en julio de 1993, invitado por el Gobierno dominicano, quien agotó una larga agenda y sostuvo reuniones con las altas instancias para renovar los lazos de amistad entre las dos naciones.
De todas maneras, la luna de miel que siempre había entre ambas naciones se vio afectada por el permiso oficial de abrir en 1994 una oficina comercial en la República Dominicana de parte de China Popular.
Este hecho, fue sin lugar a dudas la causa principal del aumento de la agresividad en contra del comunismo por parte de la embajada de Taiwán en sus alocuciones oficiales.