Juan María Ramírez 
Gran cantidad de migrantes haitianos en el país reciben ofertas de trabajo en las obras de construcción y servicios domésticos, donde casi nunca se les exigen documentaciones, de ahí que los recursos económicos que reciben sean bajos y en ocasiones engañados por quienes lo contratan. Así se refleja en un sondeo efectuado con migrantes que residen en diferentes lugares del Gran Santo Domingo, en que otros se dedican al trabajo informal en calles y avenidas.
La mayor dificultad expresada por los extranjeros es la falta de documentación, de ahí que acudan en masa a los centros de regularización disponibles en el país. Por su condición de ilegal muchas veces son engañados por quienes lo contratan, sobre todo, en las obras de construcción. Willo Auguste, se hizo maestro de construcción en el país, pero no siempre hay oferta de trabajo, por lo que tiene que dedicarse a otras actividades informales para sobrevivir.
De su lado Silvio Pierré, nunca ha recibido oferta para un empleo formal, de ahí que se dedica a la barbería y al motoconcho para mantener a su familia. Luis Jean Charles, no tiene documento y se dedica al trabajo doméstico para sobrevivir en el país, ya que en su tierra natal la situación es mucho más preciaría que en la República Dominicana. Como no cuenta con documentos legal no puede solicitar otros tipos de empleo.
Sadie Remy, tiene once años en el país, pero no ha podido obtener un empleo formal porque carece de documentación legal, por eso se dedica a la venta de tarjetas telefónicas en las calles de la capital. En tanto Ñemé Tanuis, se identificó como cristiano, no encuentra trabajo formal y para sobrevivir junto a su familia se dedica a la venta de tarjetas telefónicas en los semáforos de Santo Domingo.
