La historia tradicional y positivista postula que al historiador solo le es permitido estudiar el pasado remoto en función del documento escrito que da cuenta de las acciones de los hombres y mujeres que hicieron posible determinado acontecimiento histórico.
Hace ya mucho tiempo que ese canon heurístico y metodológico fue ampliado y enriquecido por nuevos modelos o paradigmas de interpretación histórica, gracias a los cuales es posible articular un discurso histórico más holístico sobre el discurrir del hombre en sociedad con base en fuentes que, además del documento escrito, incluyen otras evidencias como cartas y diarios personales, discursos, libros, artículos académicos, artículos de opinión en la prensa diaria, entrevistas, reportajes periodísticos, archivos, monumentos, museos, la tradición oral y otras fuentes no narrativas como filmes, fotografías e imágenes de diferentes tipos.
Tres son las dimensiones clásicas del tiempo: el pasado, el presente y el futuro. El historiador puede reconstruir parte del pasado acabado y puede hacer lo mismo respecto del tiempo presente o de lo coetáneo. Acerca del futuro, es decir, de todo cuanto todavía no ha acaecido, se trata de una frágil línea fronteriza entre la realidad y lo inexistente que le está vedada al historiador objetivo, a quien no le es dable conjeturar ni proponerse ser un futurólogo.
Cuando el discurso histórico se refiere a acontecimientos y personajes cuya ocurrencia y existencia datan de épocas remotas (como la antigüedad, el medioevo, la modernidad y hasta la época contemporánea), asistimos a lo que se conoce como historia registrada o heredada; y cuando se refiere a acontecimientos de los que hemos sido coetáneos, entonces se está frente a lo que un destacado historiador español denomina historia del presente o la historia vivida, cuya raíz naturalmente se encuentra en la época contemporánea (Julio Aróstegui: 2004).
No deben confundirse los dos conceptos precedentes con ciertos términos similares como “historia del mundo actual”, “historia inmediata” o “historia contemporánea”, esta última preferida de Benedetto Croce, quien consideraba que la verdadera historia es siempre historia contemporánea.
A propósito de la historia del presente o de la historia vivida, que no es más que la conciencia histórica que nos forjamos a partir de nuestro devenir en sociedad, paso a referirme a la fecunda producción intelectual de Miguel Guerrero, experimentado periodista y escritor, aureolado con una exitosa trayectoria profesional en la esfera de las comunicaciones modernas.
Durante casi tres decenios, Miguel Guerrero ha compartido su principal quehacer profesional, el periodismo, con estudios e investigaciones sobre acontecimientos y personajes contemporáneos dominicanos. Sus publicaciones en este ámbito le han merecido el respeto y la admiración de una amplia legión de lectores, así como el reconocimiento de la Academia Dominicana de la Historia, institución de la cual desde 2018 es Miembro de Número.
A continuación, enumero algunas obras en las que Guerrero aborda temas que se insertan dentro del dominio de la política vernácula y de la historia del presente: Enero de 1962. ¡El despertar dominicano! (1988); Los últimos días de la Era de Trujillo (1991); El golpe de Estado (1993); La ira del tirano (1994); Trujillo y los héroes de junio (1996); Al borde del caos. Historia oculta de la crisis electoral de 1978 (1999); Tocando fondo, la crisis dominicana del 2003 (2006); La herencia trágica del populismo (2012).
El autor ha recibido numerosos galardones y reconocimientos, entre los que figuran el Premio Nacional de Historia y el Premio Nacional Feria del Libro Eduardo León Jimenes.
Algunos de sus libros han sido reeditados en diferentes ocasiones; y ahora que el fatídico 2020 se encuentra en su postrimería, debido a los estragos causados por la pandemia del Covid-19, lo mismo en nuestro país que a escala mundial, Miguel Guerrero sorprende a sus lectores con la grata noticia de un nuevo libro titulado 1978-1986. Crónica de una transición fallida.
Al examinar el conjunto de la producción historiográfica de Miguel Guerrero constatamos que el período que mayormente ha concitado su atención es el comprendido entre el ajusticiamiento del dictador Trujillo en 1961 y el tiempo que discurre actualmente.
Se trata de una etapa histórica singular durante la cual el pueblo dominicano completó la transición desde una sociedad cerrada hacia una sociedad abierta, pluralista y democrática.
Sobre este lapso de tiempo, el académico Guerrero ha investigado, escrito y publicado trabajos bien documentados acerca de relevantes personajes y acontecimientos clave con el objeto de contribuir al conocimiento y comprensión de la dinámica interna de ciertos fenómenos políticos que, en ocasiones, han colocado al borde del abismo toda la estructura social sobre la que se ha edificado el sistema democrático dominicano.
Este nuevo libro de Miguel Guerrero es una historia sincrónica de una etapa crucial de la democracia dominicana. A lo largo de ese breve ciclo político el Partido Revolucionario Dominicano y sus máximos líderes, otrora genuinos defensores de las aspiraciones democráticas de amplios segmentos populares y de la clase media, fueron al mismo tiempo sus principales protagonistas y víctimas.
Es, además, una suerte de radiografía de gran parte de lo acontecido en Santo Domingo durante el referido período, fundamentada sobre un vasto acopio de fuentes periodísticas nacionales y extranjeras, al igual que en artículos de opinión que el propio autor publicó en su columna del periódico El Caribe.
Al margen de cualesquiera diferencias de criterios que puedan existir -que las habrá- en relación con las apreciaciones del autor sobre los ocho años de gobiernos del PRD y las rencillas que prácticamente enemistaron a muchos de sus dirigentes, los estudiosos y analistas no deberán soslayar algunas propuestas y consideraciones de Miguel Guerrero que, sin dudas, podrán ser objeto de encendidos debates, como por ejemplo su dictamen según el cual durante el período 1978-1986 en el país no hubo, ni pudo haber, una real transición democrática.
Un sinnúmero de factores externos e internos, analizados con lucidez y abundantes datos, impidieron que tal transición se materializara con éxito.
A todo esto debe añadirse el gran cisma que, ya en el poder, socavó la monolítica y proverbial unidad interna del PRD como consecuencia de incesantes pugnas y contradicciones que protagonizaron sus más connotados dirigentes, a tal punto que la opinión pública no tardó en comprobar que una cosa eran el PRD y su máximo líder, y otra, muy distinta, el Gobierno que dicho partido llevó a la primera magistratura del Estado por dos cuatrienios sucesivos.
Escrito con el elegante y pulcro estilo que caracteriza a Miguel Guerrero, 1978-1986. Crónica de una transición fallida permitirá que el lector, sobre todo el lector joven, pueda conocer y comprender la sorprendente historia de cómo muchas de las promesas de campaña, que auguraban cambios profundos (tanto en el sistema político como en la manera de conducir el Estado), sencillamente no pudieron cristalizarse. ¿Qué impidió la ocurrencia de tales transformaciones? La respuesta a esta y a otras interrogantes Miguel Guerrero se ha propuesto responderlas a lo largo de su denso y voluminoso ensayo estructurado en 18 capítulos.
La historia que nos cuenta Miguel Guerrero en su nuevo libro puede ser leída con la misma fruición con que se lee una novela cu ya trama y desenlace suscitan dudas respecto de si los hechos y sus personajes son reales o ficticios. Mas no debemos confundir historia con novela, puesto que se trata de discursos narrativos diferentes; y, a diferencia del novelista, el historiador se ocupa de trabajar con fuentes fiables para, a partir de ellas, construir relatos de hechos verdaderos, sean estos del pasado remoto o de la época contemporánea.
Concluyo: 1978-1986. Crónica de una transición fallida es una obra que aborda un tema sobremanera apasionante y de palpitante actualidad. Asimismo, es un claro ejemplo de lo que un autor puede acometer cuando trabaja con fuentes históricas legítimas y fiables, a despecho de las discrepancias que puedan aflorar en torno a algunas de sus conclusiones e interpretaciones.
Una lectura atenta de los hechos narrados y analizados en este libro no solo mueve a honda reflexión, sino que permite establecer sorprendentes paralelismos con episodios políticos del pasado reciente.
En este sentido, 1978-1986. Crónica de una transición fallida, de Miguel Guerrero, es un texto que se aviene perfectamente con el modelo historiográfico conocido como historia del presente o la historia vivida, y a la vez constituye una valiosa contribución para evitar que los hechos narrados se pierdan para siempre en las turbias y profundas aguas del río del olvido.
Juan Daniel Balcácer
Miembro de Número
Academia Dominicana de la Historia
Santo Domingo
Agosto 2020