Ni hay ni puede haber persecución contra las Fuerzas Armadas puesto que son uno de los pilares de la Constitución y de la República. El hecho de ser militar no libera a ningún ciudadano de sus obligaciones ni lo coloca fuera del alcance de la ley.
Los guardias son civiles uniformados por el tiempo en que prestan servicios a la Patria, entiéndase bien, servicios a la Patria, mediante el cumplimiento de unas reglas escritas desde antes de que todos los guardias de hoy fueran guardias.
En este país de nuestros amores y de nuestras tribulaciones, la guardia ha sido usada como un cuco, como el malo de la película, a quien hay que dejarle el claro y obedecer sin abrir la boca.
Cuando Juan era aspirante a Cadete, por allá por 1954, decía: sabes, y también tienes derecho a darle una patada a cualquier civil sin dar cuenta a nadie. No es así. Nunca fue así.
Es cierto que después del glorioso Abril de 1965 la guardia ha cambiado mucho. Hoy cuenta con más oficiales académicos que nunca, aunque en el fondo de muy pocos, espera, agazapado, como ladrón en acecho, el criterio de “el guardia con el tolete”.
La mayoría siempre es buena. La mayoría quiere que la vida se desarrolle en un ambiente de respeto de la autoridad hacia el gobernado y del civil hacia los que mandan.
Pero hay confusión. Mucha confusión. Aún hay quienes temen que los militares actúen como una logia intocable y ni es así ni debe ser así. Y es de esperar que los actuales miembros de los cuerpos armados hayan aprendido que los Trujillo se fueron huyendo y Augusto Pinochet tuvo que echar un pie desde Inglaterra porque lo iban a apresar por sus crímenes como la humanidad.
Trujillo parecía un Dios, tanto que cerca de la casa donde vivía Juan Bosch en la carretera Mella, en casa de un policía, en 1966, había una foto de Trujillo en la sala de la humilde vivienda y a la pregunta, la señora dijo: él no está muerto y si acaso resucita, aquí lo tenemos.
Que un grupo de militares, actuando fuera y por encima de los reglamentos y las leyes, haya delinquido no da pie a pensar que si actúa la autoridad judicial hay persecución contra las Fuerzas Armadas. Si hay, y que bueno que sea así, persecución contra quienes han violado la ley y confundido, de mala fe, el patrimonio público y lo trasladaron a sus bienes. Que no haya confusión. Que quien no tiene hechas no tiene sospechas
Tranquilo, Bobbie. No hay problemas. Que siga la investigación, solo caerán los corruptos.
El hecho de ser militar no coloca a nadie por encima de la ley
La guardia ha sido usada aquí como un cuco, el malo de la película
Ha cambiado mucho después de 1965; tiene más oficiales académicos