El ministro alemán de Economía, Sigmar Gabriel. La visita, de tres días, pretende reactivar las relaciones comerciales entre ambos países, que aunque en el pasado fueron intensas, están en la actualidad debilitadas tras años de sanciones económicas contra Teherán. (EFE/Bernd Von Jutrczenka).
BERLÍN. Los jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro, que el martes se reunirán en una cumbre en Bruselas, tratarán la cuestión de una «ayuda humanitaria» para Grecia, declaró este lunes el vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, un día después del referéndum en Grecia.
«La gente allí necesita ayuda y nosotros no deberíamos negársela solo porque no estemos contentos con el resultado del referéndum», dijo el ministro socialdemócrata de Economía del Gobierno de Merkel.
Los griegos votaron el domingo masivamente «no» a las reformas y los recortes presupuestarios solicitados por los acreedores del país a cambio de ayudas al país.
Sin embargo, «no podemos abandonar a Grecia, todos los países europeos deben estar dispuestos a conceder una ayuda humanitaria (…). Imagino que eso se discutirá mañana en Bruselas», declaró Gabriel sin precisar la naturaleza de la eventual ayuda, pero expresando el deseo de que pueda «ir muy deprisa».
Por la noche, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, había considerado que en la agenda de las negociaciones del martes se debería incluir un «programa de ayuda humanitaria para Grecia».
Anteriormente, el domingo, en una entrevista concedida a la prensa alemana, Schulz había sido más preciso sobre esta ayuda. «Quizá deberemos acordar créditos de emergencia a Atenas para que los servicios públicos continúen funcionando y que la gente que lo necesite reciba el dinero necesario para sobrevivir», había declarado Schulz, según el cual «habría fondos disponibles a corto plazo en Bruselas para eso».
Grecia puso en marcha el lunes de la semana pasada un control de capitales y cerró los bancos, limitando la cantidad máxima de dinero que se puede retirar a 60 euros por persona. Los bancos griegos se arriesgan a verse muy pronto sin reservas de líquido, lo que paralizaría por completo una economía ya vacilante