Ministro Medio Ambiente, Buen hombre

Ministro Medio Ambiente, Buen hombre

Manuel Amezquita

La impresión que da el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales es de un aspecto
sacerdotal o de un hombre bonachón, lo que en el campo llamamos “Buena Gente”, quizás por eso muchos ciudadanos y políticos abusan de esas cualidades o debilidades para constantemente violar e irrespetar la ley. Los instrumentos legales en manos del Ministerio están de más, lo importante es su aplicación, no es asunto de ley, es asunto de manos duras, de manos de hierro, de carácter y respeto; es apretar la correa hasta el último hoyo, pésele a quien le pese, sin distinción y de esa forma la ciudadanía consciente lo valorará y lo agradecerá.

Muchos políticos y personas influyentes en todos los gobiernos quieren trazar pautas de la aplicación de las políticas en los Ministerios y esto es peligroso por la complacencia que ello implica siendo más delicado cuando se trata de los recursos naturales del país, ignorando que ahí descansa nuestro progreso, desarrollo y nuestra estabilidad ecológica para las presentes y futuras generaciones.

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Ejemplos tenemos de más y solo los que se conocen recientemente, Los Haitises y Montecristi, el primero soporte acuífero de gran parte del país y equilibrio natural de nuestra flora y fauna, depredado por nacionales y extranjeros.

Estos recursos naturales de suma importancia deben tener vigilancia permanente, que cuidarlos es cuidar la salud del país y no lamentarnos cuando son depredados y tener una prevención permanente.
Las Dunas de Baní, que parece una bachata de moda mal bailada y violada sistemáticamente por las mismas personas que nunca sufren las consecuencias que establece la ley 64-00.

Estamos conscientes que ese Ministerio debe respetarse en primer orden dentro de su estructura y en las diferentes direcciones, y hacia fuera priorizar sus responsabilidades con el Gobierno y con el país. Los recursos naturales son asuntos de vida y tenemos que hacer el mayor esfuerzo en su conservación aplicando las leyes y, sobre todo, aplicando manos fuertes y consecuencias que hagan respetar las legislaciones sin tener que llegar a ver desaparecer nuestros bosques y nuestros ríos.