Hemos conocido al artista Moses Ross en la convocatoria de las artes contemporáneasde Madrid, Arco 20OO,conducida ydirigida por la inolvidable Rosina Baeza, Directora General, apasionada por el arte de la postmodernidad latino-americana y estadounidense.
Moses Ros, vino desde New York, donde reside, y se desprendía de él una alegría y una espontaneidad que nos facilitaba la cercanía.
Mantuvimos el contacto, siempre sostenido por proyectos colectivos que sirvieran una estética de las ideas y del mundo global, sin nunca dejar de lado su descendenciadominicana. Nació en New York, hijo de dominicanos que abrieron uno de los flujos migratorios de la isla hacia la Gran Manzana, durante el trujillato.
Este dibujante, grafista y grafitero, creció en los años 80, en medio de todo el dinamismo y atrevimiento de las manifestaciones del arte en las calles de los suburbios, en los barrios, en los trenes y autobuses de la ciudad, compartiendo la dinámica de la expresión directa del arte en las paredes arquitectónicas del Bronx, de Brooklyn, de Harlem, como un estallido de un grito visual, abierto a la vida, reivindicativo de más espacio, de mayor geografía y sobre todo, sellado de libertad urbana.
En nuestras conversaciones hablamos, por supuesto, mucho de Jean Michel Basquiat, pero, Moses es del grupo visual de Keith Haring, y efectivamente, nos contó sobre su encuentro con este maestro de la pintura urbana, y de la obra que compartieron con sus dos firmas en una inmensa pared callejera.
Cuando le preguntamos si mantenía las influencias del maestro, me contestó “nuestras generaciones se tocan, nuestros mundos también, es normal que compartiendo muchas ideas ellas puedan trascender en el imaginario que aterrizan las obras” …
El trazo y el dibujo de Ros tiene la precisión de la línea siempre nítida y directa en el trazo, en el que se destaca y manifiesta el arquitecto que es.
Sus obras están protagonizadas por un personaje humano permanente, cuya dimensión es siempre la de la niñez, pero, reconocible por un sombrero panamá, color negro, que lo identifica en su sabiduría.
Es un personaje pensante, que puede ser el mismo artista, circulando a través de la ciudad, llamando la atención como lo hace en sus dibujos más actuales sobre papel negro, llamándonos la atención, “no bajar la guardia”, así se titula otro de sus dibujos, titulado “Mantén la distancia”.
Si el fondo es negro, Ros explica que quiso sobre tanta oscuridad, trazar con el color rosado, el significado de la ternura, de la esperanza, de la inocencia y de la virtud.
Estas obras, son el señalamiento de un artista que vive implicado en su contexto social y humano; no por razones de crisis, sino, que él confiesa estar comprometido con lo que nos toca, en el momento que nos toca.
La expresión cromática contiene mucha fuerza existencial de armonías, entre colores vivos, que por encima de su llamativo comulgan en una sola idea: la poética de la convivencia, y de los colores, por individual y la intensidad, podrán evocar una incompatibilidad en la obra, mas, sin embargo, como lo hicieron todos los artistas del “pop art” estadounidense y el nuevo realismo francés, toda la energía de los colores de Moses Ros convoca a una sinfonía, a un movimiento, como su personaje andante.
Moses Ros, es identificable por todos estos elementos que confirman su factura perteneciente a la renovación de la figuración que supo replantearse con artistas que como, Combas, Di Rosa, Erró, en Francia, frente al abstraccionismo y al expresionismo postmoderno, fueron reconocidos y establecidos como los renovadores de la figuración, con narrativa urbana.
La profesión de arquitecto le ha permitido incursionar en los diversos distritos de New York, donde sus esculturas acompañan el medioambiente, como el Unity Bridge, de tres metros de alto, cuyo color amarillo, en pleno otoño y primavera resalta del color verde del césped del parque y, de las hojas de los árboles, esperando el otoño y el invierno, para que ese mismo color dinamice el ocre del otoño, y la pérdida de las rondas en invierno.
Este Unity Bridge, invita en sus niveles a penetrarlo, a incluirlo y a explorarlo hasta encontrarse con esculturas en cerámica que representan la poética de los objetos asistenciales de la cotidianidad ciudadana.
Ros, maneja el collage y los objetos de los empaques de consumo alimenticio con una destreza y un equilibrio notable en su obra “Reprollage del hombre”, aquí convive todo el referente a las marcas de los productos alimenticios, como Kellogs, Colgate, ejemplos, del Pop Corn, y de la higiene que marcaron el mundo global, Con las cajas acartonadas, el artista hace pliegues y recortes para establecer un puzzle, hasta reencarnar su protagonista con impermeable y sombrero, confeccionado por todos estos elementos reciclados.
Es con esta misma poética visual que, Mose Ros, ha construido una carrera internacional y museográfica participando en las mayores exposiciones colectivas de los museos estadounidense, pero también, decir siempre presente en los proyectos colectivos con República Dominicana, que siempre honra en memoria al origen y cultural que le transmitieran sus padres, aunque naciera en New York.
Este artista contribuye con los proyectos de los pintores y grabadistas instalados en Harlem y en el Bronx, trabajando en el taller del artista Pepe Coronado, Julio Valdez, Ezequiel Taveras, e intercambiando la contextualización de ser artista en New York.
En República Dominicana ha contribuido con su obra, justamente con la exhibición de grabados sobre papel, comisariada y conducida por este mismo grupo antes citados, en donde también colaboró Scherezade García.
Su obra más reciente titulada “Power” realza desde un fondo morado tierno que llamamos malva, su personaje en el centro con un corazón en el pecho, donde el rojo y el amarillo conviven, transmitiendo toda la movilidad de vida al ser humano, protegido por la mascarilla blanca que se impone en esta secuencia de energía, porque la mascarilla no es incompatible con la vida…
Hablar hoy de la obra de Ros no es casual, pues simboliza a toda la humanidad que él representa en ese personaje cuyo nombre “Pye”, pronuncia una respuesta emocional que llama a una reflexión sobre nosotros mismos.
Moses Ros, confiesa que durante estos tiempos de pandemia, ha estado esbozando ideas porque no quiere fallar en su creación de cada día, implicándose en “Our time” nuestro tiempo.