Era una conmemoración por el Día Internacional de la Mujer. Ellas, en una concentración autorizada por el Ministerio de Interior y Policía, exigieron al Estado “acciones concretas para garantizar los derechos de las mujeres y las diversidades”. El reclamo, como una suerte de preludio ante lo que sucedería, fue providencial.
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En cuanto Corina comenzó a cantar su “aguacero agua, aquí va a lloveeer, aguacero agua” el policía que resguardaba el parque Independencia asumió que cantaba en creole (como si fuera ilegal cantar en otro idioma) y le prohibió continuar. “Si me van a cantar, no me van a cantar en creole aquí”, advirtió autoritariamente confirmando así lo que los racistas y anti-igualdad niegan: en RD se discrimina.
Ser mujer negra es una condena porque renegamos de nuestra afrodescendencia y asumimos que la negritud es haitiana. Por eso, aunque Corina cantaba una salve en español, se impuso la ignorancia.
Mientras la ministra Faride Raful dijo que la Policía debe actuar en defensa de la seguridad de los lugares solemnes. Sus palabras hacen inferir que la salve fue una afrenta a los Padres de la Patria y el racismo está tan institucionalizado como política de Estado que el creole puede ser un agente desestabilizador. ¡Suerte que gobierna el Partido “Revolucionario” “Moderno”!