Mujer y política Reflexiones sueltas En honor a Magaly Pineda

Mujer y política Reflexiones sueltas En honor a Magaly Pineda

La mujer que camina’, de Basilio Sánchez.
«La mujer que camina delante de su sombra.
Aquella a quien precede la luz como las aves
a las celebraciones del solsticio.
La que nada ha guardado para sí
salvo su juventud
y la piedra engarzada de las lágrimas.
Aquella que ha extendido su pelo sobre el árbol
que florece en otoño, la que es dócil
a las insinuaciones de sus hojas.
La mujer cuyas manos son las manos de un niño.
La que es visible ahora en el silencio,
la que ofrece sus ojos
al animal oscuro que mira mansamente.
La que ha estado conmigo en el principio,
la mujer que ha trazado
la forma de las cosas con el agua que oculta

Cuando viví en París en los años 80 para estudiar historia, se iniciaba el movimiento feminista. Y esta provinciana santiaguera tuvo que aprender mucho, romper grandes y profundos paradigmas, para no decir prejuicios. Al llegar al país, me encontré con el discurso novedoso y atrevido para la época de Magaly Pineda. Sus ideas me parecían muy extremas. No me sentía, lo confieso, preparada para asumir su discurso como mío.
En los años 90, cuando dirigía el Proyecto para el Apoyo a las Iniciativas Democráticas (PID-PUCMM-USAID), Magaly fue a verme para vislumbrar la posibilidad de presentar un proyecto en el que se buscaba incentivar la participación política de la mujer. Fue aprobado no solo una vez, sino que obtuvo dos nuevos financiamientos por su excelente ejecutoria.
Ahí aprendí una nueva estrategia: la promoción de las alianzas entre las mujeres, sin importar sus ideologías, con el simple objetivo de conquistar espacios políticos en el cerrado mundo masculino de la política. En esa vorágine accedí a defender las cuotas de las mujeres en los puestos electivos a nivel congresional como municipal. Defendí la creación de la Secretaría, hoy Ministerio, de la Mujer. Defendí la ley auspiciada por todas las mujeres acerca de la violencia intrafamiliar.
Hoy, más de dos décadas después de esta interesantísima experiencia, quiero hacer algunas reflexiones. Después de vivir la decepción de algunas mujeres que han asumido la primera magistratura me pregunto muchas cosas.
Recuerdo los escándalos de Mireya Moscoso la expresidenta de Panamá. No puedo olvidar las acusaciones de corrupción, tráfico y conducta impropia de la gobernadora de la isla de Puerto Rico Sila Calderón, quien hoy vive alejada de la política. El nombre de Dilma Rousseff me golpea, la mujer que nos alentó la esperanza, espera inquieta su muerte política (aunque conociendo América Latina, lo más probable es que sea temporal). Por su lado, como ya hemos dicho, Michelle Bachelet, después de un Gobierno que la colocó en la estratósfera del escenario político mundial durante su primer período, ha sido cuestionada por nepotismo.
En este período electoral las mujeres han sido colocadas en la palestra. Tenemos una mujer candidata a la Presidencia, Minou Tavares Mirabal, con ínfimas oportunidades. Margarita Cedeño repite en la candidatura vicepresidencial del PLD. Mary Cantisano es la acompañante de la boleta de Guillermo Moreno. Carolina Mejía acompaña a Luis Abinader. Y hasta Pelegrín Castillo tiene una mujer como compañera, Daysi Sepúlveda.
Desde hace un tiempo se ha estado discutiendo que las mujeres han disminuido en la representación congresional; a pesar del sistema de cuotas, como ya se ha dicho en otros artículos. A nivel de la representación municipal la situación es un poco diferente, pero no es una presencia significativa.
Quedemos claros. Soy defensora de los derechos de la mujer y de la participación política y social. Sin embargo cuestiono hoy mi posición anterior de que las mujeres de cualquier litoral político debían aliarse para ganar terreno. No puedo hoy defender esa posición. ¿Por qué debo apoyar a una mujer corrupta solo porque es una forma de ganar mayor cuota política? ¿Debo apoyar a mujeres que claramente utilizan sus espacios para cometer los mismos errores que los hombres políticos que abusan del poder? ¿Debo apoyar a la mujer que defiende proyectos de leyes que laceran la vida nacional, solo por el hecho de ser mujer?
En las boletas de este año aparecerán mujeres en todas las boletas. ¿Votar por quién? Si todas son mujeres. ¿O primará en esta ocasión el discurso, la defensa de proyectos específicos, su capacidad expositiva, sus ideas en torno a la realidad dominicana?
No voy a creer lo que voy a escribir. No puedo ya, no puedo, definitivamente no puedo, defender un proyecto por el simple hecho de que una mujer lo enarbola. Quiero seguir defendiendo la voz femenina, pero estoy cansada.
Voy a defender ideas, proyectos, programas, propuestas sin importar el género de quién haga las propuestas. Voy a seguir defendiendo las minorías, los que socialmente están excluidos por su condición de raza, color de su piel o condición social. Voy a seguir soñando con un país nuevo, diferente, justo… Voy a seguir impulsando la voz de las mujeres. Quiero seguir siendo peligrosa, una mujer, una persona que piensa, escribe y expresa sus ideas. Pero no quiero ya defender fórmulas manidas, preconcebidas o de moda. No quiero. Me cansé. No quiero defender a mujeres que se han sumado al tren de la política acríticamente, y asumen los roles impuestos, solo por el interés personal.
Solo defenderé estaré al lado de las mujeres peligrosas. Al lado de las que piensan con cabeza propia. A aquellas que se niegan a seguir los pasos trillados que imponen los hombres con poder. Honraré a las mujeres que se sacrificaron por sus ideales.
Finalizo estas palabras con el fragmento de un poeta de mi querida amiga Carmen Durán
Social
MUJER NO SOY POETA (fragmento)
Mujer no soy poeta para exaltar tu gloria, soy sencillamente
una mujer historia, soy ese grito redimido que redime, soy tu voz, tu aliento, tu esperanza, soy el grito de todas las edades, soy tú, eres yo, seremos todas en las inmensas latitudes del planeta.
Somos abril y mayo, febrero y junio, noviembre y marzo, somos todos los días con sus noches y sus cantos, somos todos los años por venir y por quedarse.
Abril en la peremnidad del tiempo, tiempo de mies y de cosechas.
A tí mujer que casi adolescente le pusiste tu nombre a la Patria en combate.
A ti mujer de abril florecido por siempre….
Para ti obrera de la vida en el barrio, o en el campo, en el exilio obligado hacia lejanas tierras, con tu voz, con tu aliento, con tu fuerza creadora, se construye la historia…
Historia milenaria sin límite de tiempo.
Acoge con mi canto los laureles y junto a tantas otras cultiva la esperanza.
Es mi canto a tu ejemplo de combatiente que edificas la vida sin violencias ni odios, donde la igualdad sea el norte señalado y la equidad el logro de todo la soñado.
Constructora de ejemplos, de dignidad sentida, cuando fuiste clarín de conciencias dormidas….

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