La República Dominicana cumple 80 años del voto femenino (1942) y 25 de la aprobación de la primera ley de cuota femenina que estableció originalmente un 25% de candidaturas de mujeres a diputaciones y regidurías (1997).
Al presente, las mujeres constituyen un poco más del 50% de la población dominicana y votan en igual proporción que los hombres. Ha mejorado la representación de las mujeres en la Cámara de Diputados y en las regidurías debido a la cuota, aunque se mantiene estancada alrededor del 30%, a pesar de que el rango de representación de candidaturas por género (anteriormente llamada cuota) se elevó antes de las elecciones de 2020 a 40-60%.
Lamentablemente, hay poquísimas senadoras, poquísimas alcaldesas y poquísimas directoras de distritos municipales.
Ahora se discuten más reformas a la Ley Electoral y está de nuevo sobre el tapete la representación política de las mujeres.
A continuación, presento mi propuesta de lo que debería contener una nueva Ley Electoral para mejorar la representación de las mujeres en los puestos electivos.
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El rango 40-60 por género en las listas de candidaturas para posiciones plurinominales como diputaciones y regidurías me parece más aconsejable que el 50-50 porque da mayor flexibilidad y hay circunscripciones con números de posiciones impares.
Es cierto que, a las mujeres, por la discriminación histórica, le otorgarían en la inmensa mayoría de los casos el 40% de las candidaturas; pero con el tiempo, eso podría cambiar. O, podría exigirse que la sumatoria de todas las nominaciones a diputaciones y regidurías sea de 50-50, manteniéndose el 40-60 para las circunscripciones específicas.
Para las candidaturas en posiciones uninominales como las senadurías y alcaldías, debería establecerse una cuota de nominación nacional de 50-50. Es decir que, del total de 32 senadores, cada partido o alianza deba nominar 16 hombres y 16 mujeres, y del total de 158 alcaldías, cada partido o alianza deba nominar 79 hombres y 79 mujeres. Lo mismo para directores de distritos municipales. La candidatura a vicealcalde y a subdirector sería del sexo opuesto al que ostente la candidatura principal.
En cuanto a la modalidad de elección, las listas cerradas con alternancia por género garantizan mejor la elección de mujeres, pero el voto preferencial en las diputaciones se ha arraigado y la ciudadanía puede conocer las opciones porque no son muchas. Por eso, el voto preferencial debe mantenerse a ese nivel.
No recomiendo el voto preferencial en las regidurías. Son listas de candidaturas más largas y la probabilidad de que la ciudadanía llegue a conocer las caras y propuestas de los candidatos es baja. Aquí las listas cerradas son más prácticas y permiten lograr una representación más equitativa entre hombres y mujeres.
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Fuera del sistema electoral, debería establecerse en ley o en práctica que el gabinete presidencial tenga una representación por género de al menos 40-60%. Actualmente, la representación de las mujeres en el gabinete es pírrica: dos ministras de 23 ministerios.
De ser aplicadas, estas medidas llevarían inmediatamente a un aumento sustancial de la representación política de las mujeres.
Presidente, legisladores, demuestren si tienen voluntad de cambio.