POR ALEXIS MÉNDEZ
No me refiero al tema Timbalero, ese que se editó en 1972, en el álbum «El Juicio», grabado por Willie Colón y Héctor Lavoe, donde «El Cantante de los cantantes» dice: «Este es la mejor salsa que ha dado Puerto Rico, y que lo diga la gente».
No estoy mencionando aquella joya antológica llamada «Vamonos Pa´l Monte», que Ismael Quintana y Eddie Palmieri nos otorgaron, y por la que los rumberos vivimos «de risitas». Mucho menos escribo de «Sonido Bestial», donde las fugas de Bash emborracharon a Richie Ray, ni de la versión latina de Mack The Knife a la que Rubén nombró Pedro Navaja. Estoy escribiendo de «Juan Pachanga».
Con el tiempo he aprendido que en la música no se hacen apreciaciones olímpicas, con géneros musicales, canciones o músicos. El asunto es sugestivo. Pero a veces, y este es el caso, intervienen factores que no te dan otra opción.
En unos de esos momentos de ocio para salseros, un grupo de amigos escuchábamos el tema «Juan Pachanga» de la autoría Rubén Blades, y el que el sonero panameño interpretó junto a Las Estrellas de Fania.
Julio Virdes comentó que esa era la «la salsa más completa». Así lo sentía. Yo, que siempre he preferido aquella «joya musical», nunca me había atrevido a decir aquello, pero al escuchar la osadía de Julito, me embarqué en la realización de una radiografía de aquella composición.
Aunque la salsa ha recogido todos los tópicos, sus primeros temas, los que moldearon aquel movimiento, fueron aquellas crónicas de los personajes de los barrios. En el caso de Juan Pachanga, este describe al tipo «lindón» que le gusta «el vacilón», mujeriego y siempre bien vestido: «Vestido a la última moda y perfumado/ Con zapatos en colores (Yeyé), bien lustrados». Es el hombre por el que todas están locas. Pero, aunque vive feliz por las juergas, su interior anda triste por culpa de una mujer: «Pero lleva en el alma/ el dolor de una traición/ que sólo calman los tragos, los tabacos y el tambó».
En lo musical, la base de la salsa acoge los ritmos del Caribe, en especial los cubanos. Juan Pachanga anda entre el son y el guaguancó.
Ha de suponerse que un sonido nacido en Nueva York trae consigo otras influencias que viven en la capital del mundo. De ahí el comportamiento jazzístico y los arreglos progresivos, como lo presenta Juan Pachanga.
Esos aspectos, La crónica del barrio como tema, base rítmica caribeña, arreglo progresivo y otras influencias, son los ingredientes que te dan la salsa por excelencia. En Juan pachanga estos ingredientes se sienten de manera equilibrada. Si conoces otro tema parecido, escríbeme y dámelo.
Juan Pachanga salió al mercado en el año 1977. Forma parte del álbum «Rhythm Machine» (Máquina de ritmo) de Las Estrellas de Fania. Sólo Juan Pachanga enloqueció al público bailable salsero, ya que el resto de los temas de ese disco son fusiones, más inclinada al Funk, destinadas al público «gringo».
Con Juan Pachanga, Las Estrellas de Fania dan la segunda oportunidad a Rubén Blades; el año anterior (1976) ya lo habían integrado a esta banda especial, en el disco «Tributo a Tito Rodríguez», donde Rubén grabó «Los Muchachos de Belén».
El arreglista de Juan Pachanga fue Louis Ramírez, conocido como «el Quincy Jones» de la salsa, por ser el más prolífico productor de música latina en Nueva York.
Entre los músicos que intervienen en este tema están el virtuoso Papo Lucca en el Piano, Salvador Cuevas en el Bajo, Roberto Roena en el bongó y Nicky Marrero en el Timbal. En la dirección de la grabación estuvo Johnny Pacheco.