Concierto excepcional
Fue el que se realizó en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional bajo la dirección del maestro José Antonio Molina, en el marco de la temporada Sinfónica.
El cuarto concierto de la temporada Sinfónica dirigido por el maestro José Antonio Molina, tenía un atractivo especial, la Orquesta Sinfónica Nacional incorporaba como invitados a músicos de la Filarmónica de Berlín, lo que ha sido posible gracias a la buena voluntad y diligencia del embajador de Alemania, Dr. Volker Pellet, a la dinámica Margarita Miranda de Mitrov, de la Fundación Sinfonía, y al propio maestro Molina.
Con el aforo de la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional casi completo -aunque respetando el uso de las mascarillas- dio inicio la espléndida noche musical; los latidos breves del timpani nos introducen en el Allegro ma non troppo, primer movimiento del Concierto para violín en re mayor Op.61 de Ludwig Van Beethoven, -único concierto para este instrumento, -compuesto por el genio de Bonn- teniendo como solista a la joven violinista Anna Mehlin. Los sonidos de su violín fluyen íntimos poéticos, con delicadeza frota el arco, en el tema de cierre de este movimiento la orquesta brilla con ornamentaciones y variaciones del violín solista.
En el segundo movimiento Larghetto el primer tema es expuesto por las cuerdas. Es una hermosa secuencia y en las variaciones el violín ornamenta la melodía, se produce un hermoso diálogo entre el violín y los vientos; en la coda delirantemente dramática, Anna Mehlin alcanza su registro más alto, mientras la orquesta va disminuyendo es apenas un murmullo que rompen de súbito las cuerdas.
Hay que destacar la perfecta armonía que logra el maestro José Antonio Molina entre el concertante y las diferentes familias orquestales.
El Rondo en tono vivaz introduce las melodías, el violín solista expone el tema principal, “el cambio de estructuras y sonoridades anticipan el período Romántico”. La interacción del violín con el fagot es de gran belleza con un aire bucólico y poético. La violinista extrae a su instrumento un hermoso sonido, y con dominio técnico resuelve los pasajes virtuosísticos con soltura y perfección, estableciendo con perfecta armonía un dialogo con la orquesta.
Muchos éxitos le auguramos a la joven violinista Anna Mehlin. La batuta siempre precisa del maestro Molina logró la perfecta interacción entre solista y orquesta. El público emocionado aplaudió largamente a la solista, a la orquesta y su director.
Tras el intermedio, José Antonio Molina con energía renovada, y como cierre de programa, dirigió la Sinfonía No. 3 “Heroica” en Mi Bemol mayor Op.55, sinfonía que según los musicólogos marcó un antes y un después en la historia de la música. En un principio Beethoven dedicó esta Sinfonía a Napoleón Bonaparte, pero luego tras la proclamación de este como emperador, Beethoven caviló y la llamó “Heroica”. Esta sinfonía destaca por el gigantismo de su forma.
Esta sinfonía destaca por el gigantismo de su forma
La Sinfónica, con sus músicos invitados, sonó con notabilidad