Como bien lo expresa Sofía Otero, directora cultural del Instituto Cultural Domínico Americano, esa institución, en 76 años de historia, “ha mantenido su misión de afirmar y estimular la cultura”.
Se han sucedido incontables exposiciones colectivas y personales de artes visuales: no dejamos de recordar las muestras de Photoimagen y de Aquiles Azar. Allí también hubo varios seminarios, conferencias y teatro – como el memorable “Ubu Rey”, de Alfred Jarry por el Teatro Gayumba-.
Ahora, acaban de presentar la exposición del artista, reconocido y premiado, Alejandro Asencio, titulada “Momentous”, en el salón-galería del instituto que luce una renovación notable.
La curaduría es de la experimentada gestora cultural María del Carmen Ossaye, que ha elegido obras recientes y muy representativas. Debemos también hacer mención de la museografía, bien concebida para que el visitante camine descubriendo cada cuadro –pintura mayormente y dibujo-.
El texto del catálogo es de la autoría del experto escritor de arte Efraim Castillo.
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La Exposición
Han destacado como temática de la exposición, el paisaje, y fue también la opción nuestra.
Si bien es cierto que Alejandro Asencio presenta una secuencia de personajes, cuales retratos anónimos, su tratamiento los sugiere como parte del ámbito urbano y del transporte aun. No identificamos a estos individuos, exentos de detalles interiores y facciones: les miramos más como protagonistas de un entorno vital, y así mismo apreciamos el dominio pictórico de su fuerza y aplomo corporal. Ellos, pues, integran un paisaje…
La naturaleza circundante significa una verdad existencial profunda para Alejandro Asencio, y se cristaliza entonces en la pintura evocadora sin ser descriptiva, imaginaria sin distanciarse de lo vivido.
Esta visión, a la vez fresca y madura, enseña la perfecta simbiosis entre figuración y abstracción –nunca absoluta-, ambas presentes hasta en un mismo cuadro y tema, o en nuestra interpretación como lector de una “obra abierta” (Umberto Eco).
Los recursos de la técnica y la academia reconvertida, la transferencia del espíritu en la materia, la imagen de la realidad geográfica están presentes en la variación iconográfica que esta exposición propone, con un raro refinamiento en el colorido.
¡Cuánta maestría en esta tonalidad de “verde-gris” que da al acrílico casi la transparencia de una acuarela! Sin embargo, el mal tiempo y contraste del blanco y negro… cede luego ante el resplandor solar y tonos cálidos. “Del otro lado del jardín” –si nos atrevemos a plagiar el título de una exposición anterior-, el clima cambia.
El cielo parece fundirse con el fondo… el sol tenue ilumina sin embargo una constelación óptica de lluvia… los troncos se hincan y ritman el espacio, la cortina de árboles se despliega…
Sensibilidad y poesía
Para Alejandro Asencio la naturaleza nunca es la misma: expresar esta versatilidad es una forma de experimentación y, para nosotros, una demostración de cómo él lleva su sensibilidad a la agilidad extrema de toques y pinceladas. La fluidez atmosférica resultante es mágica!
Pronto, la pintura alcanza las dimensiones de un poema visual, oda al tiempo y a la temporada.
La obra tiene un poder hipnótico, la emoción del espectador aumenta lentamente, la mirada va penetrando dentro del cuadro, luego a la búsqueda de otro cuadro. ¡Lamentamos llegar a la puerta de salida!