Nace la República

Nace la República

El jueves 27 es el cumpleaños de la República. 176 años es un trecho importante para evaluar el decurso de un proyecto idealista convertido en realidad. Algunos especialistas, sin embargo, refieren la juventud de la República Dominicana para valorar sus conquistas y talante. Extenso ha sido el trayecto, acosado por la montonera y la ambición, el abuso y la complicidad.
Antes de la hazaña de febrero hubo atisbos fallidos para independizar la parte este de la isla. José Núñez de Cáceres intentó la pervivencia del Estado Independiente del Haití Español, fue imposible. Su acción configuró un estado natimuerto y tres meses después de la osadía, el 9 de febrero de 1822, un derrotado Núñez de Cáceres entrega el mando a Jean Pierre Boyer y se inicia el oprobioso período de 22 años.
El gestor de la independencia efímera negado a la unificación de la isla -propuesta de Boyer- expresó: “…entre las porciones de la isla existen desemejanzas de costumbres y de idioma, similares a un muro infranqueable, como entre los Alpes y los Pirineos” (Visión General de la Historia Dominicana. Peguero –De los Santos). Los avatares de la intervención se multiplicaron durante 22 años, los trinitarios, inspirados por las ideas de su fundador, Juan Pablo Duarte, estuvieron decididos a crear una República libre de toda potencia extranjera. Se empeñaron para lograrlo venciendo obstáculos y aferrados al ideal libertario.
El 16 de enero de 1844, fue firmado el “Manifiesto de los pueblos de la parte este de la isla, antes Española o de Santo Domingo, sobre las causas de su separación de la República Haitiana”. El texto, cuya redacción es atribuida a Tomás Bobadilla Briones, fue distribuido de manera estratégica y prudente. El temor a la delación era real. Después de la proclama, marcha atrás no había. La hazaña del 27 de febrero de 1844 sorprendió a los invasores que durante 22 hollaron el territorio. El trabucazo y la bandera izada en la Puerta de la Misericordia, ratificaban el nacimiento de la primera República. Y ocurrió, a pesar de la ausencia del inspirador de la epopeya.
Emilio Rodríguez Demorizi consigna en la edición de “El Acta de la Separación Dominicana y El Acta de Independencia de los EUA” (Sociedad Dominicana de Bibliófilos 1976) que “Charles Herard recibió el reto de los dominicanos mientras marchaba sobre Santo Domingo y desde San Juan de la Maguana, el 16 de marzo y le escribió al general Morisset, comandante de Santiago, depuesto, diciéndole: “…han osado esos infames energúmenos, esos impostores insensatos, esos parricidas hijos de Haití, enviarme con una carta un manifiesto cuyos agravios para ejecutar esta revolución no son más que obra de la mentira y de la perfidia…” También describe, Rodríguez Demorizi, los violentos comentarios en los periódicos haitianos sobre la pretensión de conformar, en el este, un estado libre, soberano, democrático. Comenzó entonces la andadura de la República con deslumbres y penumbras. Desde aquellos hateros con mandoble y leyes despreciadas hasta la concupiscencia de un generalato depredador e impune. Desde las ensoñaciones al margen de la “realpolitik”, hasta la minoría canallesca con patente de corso para imponerse, gracias a la manipulación maleva que intimida. Santana provocando claudicaciones como también consiguió Buenaventura Báez. El páramo heroico permitió el desmadre, antiguos independentistas fueron vencidos por la incomprensión y la necesidad de subsistencia política y de ese modo continuó la escritura de la recién nacida patria. Alianzas y pactos para salvar el pellejo que no la honra, temor a la exposición de refajos manchados. Porque los frágiles ropajes si los abate el viento exponen la desnudez de autores y secuaces.
La pureza quedó en la génesis, la ética fundacional sufrió en el destierro, fue herida por la traición, el desprecio y el oportunismo. Los filorios sucumbieron secuestrados por el machete y la marrulla. El jueves concluirá el mes de la patria que comenzó el 26 de enero, día del nacimiento del padre de la patria. Siempre es pertinente evocar el glorioso origen.

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