Sin importar cuál sea su partido, usted coincidirá conmigo en que un país donde el 60% de los y las jóvenes con edades entre 18 y 25 años quiere emigrar o irse, como arrojó el Latinobarómetro de las Américas 2018/2019, es un país que definitivamente debe hacer más y mejor por su juventud.
Y es que en los últimos 20 años, los problemas de la juventud dominicana siguen siendo los mismos, percibiéndose mejorías sólo en acceso a educación (gracias al 4%), opción de estancias infantiles (ideales para madres jóvenes que deben trabajar) y ampliación de cobertura en Infotep (que permite a jóvenes aprender rápido oficios técnicos).
Pero, en lo referente a las demandas principales que durante tantos años ha tenido la juventud, como más y mejores oportunidades de empleos, más seguridad ciudadana, mejor salud pública y más participación política, todavía falta demasiado trabajo, demasiadas conquistas.
Las pruebas están ahí: El 20% de los jóvenes dominicanos de 15 y 29 años de edad se encuentra fuera del sistema educativo y del mercado laboral, reveló un estudio de Educa sobre los jóvenes dominicanos, por lo que forman parte de los llamados “ninis” o “sin -sin”.
Además, de esos, ya un 33% se encuentra desmotivado porque ha buscado trabajo y no encuentra, siendo más vulnerables de caer en actividades ilícitas, consumo de drogas y violencias, señala el mismo estudio.
Mientras en Latinoamérica y el Caribe el desempleo juvenil es de un 17%, en República Dominicana alcanza 29%.A esto se agregan altas tasas de embarazo adolescente y deserción escolar.
Por todas estas razones, valoro como muy positivo la presentación del Plan Nacional de Juventudes que realizaron el Ministerio de la Juventud y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), porque aunque aquí ya tenemos normativas nacionales como la Constitución, la Ley General de Juventud y la Estrategia Nacional de Desarrollo, e internacionales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es importante tener un documento fresco y estratégico, elaborado con la participación de unos 10 mil jóvenes.
No se trata de hacer una agenda paralela, sino de incluir el eje Juventud de manera transversal en todas las políticas públicas. Un ejemplo lo viví cuando estudié en España: en el metro, autobuses y museos había tarifas preferenciales, más económicas, para jóvenes y estudiantes, así con una medida sencilla, se apoyaban sus derechos a la educación, cultura, esparcimiento y tránsito.
Aquí en Dominicana, el Primer Plan Nacional de Juventudes está hecho, ahora falta que todo el Estado dominicano lo asuma con voluntad política, viendo a los jóvenes, no sólo como adornos de campaña, sino como sujetos reales de derechos.