“Lleno de rabia, di algunos pescozones al presidente del Partido Dominicano” Napoleón Núñez. Hoy/ Aracelis Mena
Concluida la Revolución, vigilado por la represiva seguridad balaguerista, Napoleón Núñez continuó trabajando por la reposición de Juan Bosch pero al poco tiempo reparó en el riesgo que esta labor representaba y aunque decidió “hacer un repliegue”, luego se embarcó en un proyecto de Gobierno revolucionario, “planteado por Peña con El Moreno” (Maximiliano Gómez), dirigente del Movimiento Popular Dominicano.
“Era una situación abiertamente conspirativa, no de paz, sino de persecución, de muerte. Balaguer no daba visos de que se podía concurrir a unas elecciones democráticas, usaba la fuerza y todos los recursos del poder para seguir a como diera lugar”, explica refiriéndose a 1970.
El tronco del PRD y gran forjador de la democracia, pasó casi en clandestinidad los primeros años del Gobierno de 1966. El 29 de marzo de 1968 había contraído matrimonio con Rosa Almánzar Vargas. Su vida se convirtió en un constante ir y venir de Bonao a Santo Domingo.
José Francisco Peña Gómez consiguió que lo nombraran jefe de un proyecto agrario en Sabana Grande de Palenque y a pesar de que hasta allá lo siguió la opresión, aprovechó su estadía para adiestrar labriegos. El relato de su vida en ese municipio es impresionante.
“Sandino de Jesús, de la Secretaría de Agricultura, me llevó. Tomé posesión. Rápidamente establecí relaciones con los parceleros. Yo había decidido quedarme a vivir en la oficina y en vez de dormir en la camita, lo hacía en el suelo. Adiestré a 10 campesinos para que durmieran conmigo todas las noches, previendo lo que pudiera pasar. Inclusive, no siempre amanecía ahí”.
Cuenta de un sargento que estuvo preso en Abril, que se presentó a aterrorizarlo, y él le recitó fragmentos de “La adúltera”: Cuántos viles asesinos / no existen en este mundo / que siendo lobos inmundos / a los demás llaman reos / de castigos tremebundos / sin ver que, también, malsanos / tenemos el corazón.
“Él se quedó frío de miedo, se lo dije poéticamente, con fuerza. Lo escuchó horrorizado y se fue. Después vino a pedirme perdón”, narra, y considera desagradecido al militar. “Le salvamos la vida en la revuelta y ahora yo, solo, sin protección en un lugar alejado y extraño y él, en vez de protegerme viene arrogante a meterme miedo”. Lo mismo hizo “un guardia que se me presentó amenazante, con un fusil”.
Lo cancelaron del puesto, retornó a Bonao “y seguí trabajando en el partido”.
Llamaban “Pentágono” a una oficina que él y Rafa Gamundi ocupaban en la calle “Cervantes” con “Independencia”, desempeñándose como jefe y encargado de organización del PRD. Napoleón vivió entonces en la casa de César Roque, otro “viejo roble”, comenta. Stormy Reynoso sale también a relucir en sus conversaciones.
Para las elecciones de 1970, “estaba entre clandestino y normal”, expresa y menciona el proyecto de Peña con Maximiliano Gómez, sin ofrecer detalles.
Comenta la abstención en el proceso de ese año y refiere la exclamación de Bosch tras producirse: “O Rafa y su grupo, o yo”.
“Inmediatamente se constituyó un comité, hicieron un juicio sumario y expulsaron a las garrapatas del PRD, a Rafa y a mí”, exclama.
Ambos editaban el periódico “La Nueva República” y “usaron el pretexto de que no coincidía con los lineamientos y aunque habían autorizado que se publicara, decretaron” la exclusión.
“Rafa y yo éramos muy amigos de Antonio Beato, un gran intelectual, economista, que había sido del 14 de Junio, y él nos dijo:
-Hay un movimiento, el Pacoredo, pienso que ustedes pueden hacer alianza táctica con ellos para tener acceso a la publicidad.
Así surgió, además del periódico, el “Movimiento Nueva República” en cuya fundación estuvieron, Núñez, Gamundi, Beato, “Milcíades Encarnación… Se fundó el periódico “Despertar” y la revista “Qué” en conjunto”. Se imprimían en la calle “Las Damas” y Napoleón era el encargado de distribución.
“Luego nos desligamos. Rafa siguió con el Pacoredo”, Polón se apartó pese a que Peña Gómez logró la reincorporación al PRD. Posteriormente volvió Gamundi, y Napoleón escuchó a Caamaño que lo reclamaba en Cuba.
Fue y regresó. Cumplió el encargo del coronel, apoyó a Rosa en sus estudios de sociología en la UASD, siguió trabajando con Rafa en “La Nueva República”, “pero no ya con el Pacoredo. Realizábamos actividades y difundíamos nuestra posición sobre la necesidad de un cambio”, explica.
El matrimonio Núñez-Almánzar compartía la residencia de Rafa Gamundi y su esposa Bélgica Beato, en la calle Sánchez. Napoleón trabajó como maestro en Articiencia y emprendió un sistema de demostraciones de libros junto con Pedro Bisonó, pues “necesitábamos producir para pagar nuestra parte de la vivienda”.
“A Petán le gustó mi voz”. Napoleón nació el 16 de noviembre de 1937, hijo de Elías Núñez Pérez y Victoria Rosario Paulino. Fue alfabetizado por “las hermanitas Pérez”, en la calle “San Antonio”, de Bonao. Cursó estudios primarios y secundarios en el liceo “Elías Rodríguez” y concluyó bachillerato en La Normal Presidente Trujillo, de la Capital, adonde se trasladó en 1957 pues provocó un incidente en un desfile organizado por Trujillo y debió salir del pueblo.
Ocurrió que los alumnos, bromeando, rompieron fila y el presidente del Partido Dominicano llamó a Petán. Guardias del Ejército se llevaron a varios compañeros de Napoleón que, después de la marcha, “lleno de rabia e impotencia subí al local del partido, zarandeé y di algunos pescozones” al delator.
Marchó a su casa y vecinos lo escondieron en un armario, pero un militar se dirigió a la madre del rebelde adolescente: “Dígale que lo mejor es que se entregue”. Fue al cuartel, lo recibió el sargento Luis Pérez Bello. Tras una semana preso y por gestiones ante Petán de sus hermanos Elías y Gloria, fue puesto en libertad.
“Yo no confiaba en los Trujillo, en Bonao se habían producido varias muertes y desapariciones porque ponían “C.T” (Contra Trujillo)” dice, recordando entre las víctimas a “Elías Tauil, Buré, Ramoncito Rosario…”.
Asfixiado por el ambiente se preguntaba: “¿Qué voy a hacer? Me quiero ir. En eso se presentó un acto en el Partido Dominicano y había que recitar una poesía referente a Trujillo en forma de paráfrasis, por suerte, la directora del liceo me seleccionó para que yo me aprendiera aquello. Era una alabanza a Trujillo. A Petán le gustó mi voz”.
-Tú puedes ser un excelente locutor, le dijo, “y me mandaron para la escuela de locutores de La Voz Dominicana. Ahí me relacioné bastante con José Antonio Núñez Fernández, Pérez Vargas, Plinio Vargas Matos, Lora Quezada, López Brache, Jiménez Maxwell, Corporán… Y conocí a Peña Gómez…”