Un discurso contradictorio durante un acto montado aprisa para ahorrar costos en la Casa Nacional del PLD, constituye la tónica de la entrada al ruedo electoral del renunciante ministro de Educación, Andrés Navarro, convertido desde el domingo en el noveno integrante del club de precandidatos presidenciales del partido gobernante para el 2020.
Navarro se une al expresidente Leonel Fernández, Reynaldo Pared Pérez, Temístocles Montás, Carlos Amarante Baret, Francisco Domínguez Brito, Manuel Crespo, Maritza Hernández y Radhamés Segura. Todos aguardan la decisión del presidente Danilo Medina respecto a la eventual modificación de la Carta Magna para abrirle paso a su probable repostulación al cargo por segunda vez consecutiva.
Creo que el discurso de Navarro fue elaborado aprisa, pues presenta una contradicción de fondo con la propia política oficial que implementa su mentor, Medina. Navarro propuso un pacto nacional para, según dijo, “construir el país de las oportunidades”; se colige que si en casi veinte años de gobierno su partido no ha construido las oportunidades que necesitan sectores para desarrollarse, entonces han fracasado. Porque, ¿no son oportunidades las que se abren con la revolución educativa de Medina, con la lucha contra la pobreza derivada de las visitas sorpresa, el financiamiento a las mipymes, fomento a las exportaciones y del turismo? O se ha construido para oportunistas.
Quizá Navarro, también exministro de Exteriores, se perfila como el delfín de Medina en caso de que este desista de la reelección. En el argot político, delfín es el familiar o el político favorito de un mandatario para que prosiga su obra de gobierno. Se atribuye al título nobiliario que se otorgaba al primogénito del Rey de Francia, – “Dauphin de Viennois”- desde 1349 hasta 1830. Pero el delfinato jamás ha prosperado en la historia dominicana.
Hasta ahora.