Necesidad y peligro de las alianzas políticas

Necesidad y peligro de las alianzas políticas

LUIS SCHEKER ORTIZ

Desde tiempo inmemorial el refranero popular hizo suyo este sabio refrán: “El enemigo de mi enemigo es mi amigo.

”Siendo asumido por notables estadistas y líderes políticos las veces que una nación o algún interés particular de partidos se veían amenazado por un adversario poderoso que hace necesario tejer algún tipo de alianza que le permita enfrentar y salir airosos de esa contienda.

En la Primera y la Segunda Guerra Mundial del pasado siglo, los países de Europa Occidental, particularmente Inglaterra y Francia, lo mismo que su “enemigo común, fue necesario concertar algún tipo de alianza para vencer al adversario y obtener la victoria siempre que esas alianzas sean efectivas para lo que es preciso no equivocarse.

Juan Bosch, presidente de la República y del PRD, derrocado por un funesto golpe de Estado apenas a 7 meses de su gobierno, genuinamente democrático, no profesaba esta religión.

No creía en alianzas circunstanciales, sí en borrón y cuenta nueva. Terminada la gloriosa Revolución de Abril, retorna del exilio viéndose obligado a participar en unas elecciones amañadas teniendo como único objetivo lograr que las fuerzas intervencionistas abandonaran el suelo patrio.

Electo el Dr. Joaquín Balaguer, incondicional servidor del Imperialismo, traído por los norteamericanos, cumplió su misión: perseguir, reprimir y exterminar a la juventud combatiente y líderes opositores tildados de comunistas o marxistas durante doce años de gobierno lo que determinó que el coronel Francisco Alberto Caamaño, héroe de Abril y sus valientes expedicionarios, decidieran levantarse en armas para liberar al pueblo dominicano de su odiosa dictadura.

Caamaño era el candidato preferido de Bosch para unas próximas elecciones, pero ya Caamaño no creía en elecciones. Tanto Bosch como Peña Gómez sabían de la expedición que Bosch nunca aprobó, negando su presencia, contrario a la reacción de José Francisco, siendo ambos perseguidos por Joaquín Balaguer lo que provocó la ruptura de sus relaciones y la posterior renuncia de Bosch del PRD.

La decisión de Bosch venia fraguándose desde el exilio. Había que desgarrapatizar al PRD y culmina con la popularidad de Peña Gómez cuando dos advenedizos del PRD le informan lo que José Francisco narra a un pequeño grupo de amigos, relacionado con una propuesta hecha por senadores liberales de Washington ofreciéndole su apoyo para que se postulara a la presidencia, que mereciera un rechazo absoluto porque “Yo soy hijo político del profesor Bosch, y a él todo se lo debo”, lo que fue aviesamente omitido.

Desilusionado, preñado de nuevas ilusiones, abandona su partido, el de mayor arraigo popular y crea el PLD de la estrella amarilla, que no tarda en ser mancillada por la corrupción que asomaba.

Mermada sus energías y sus facultades mentales, Bosch es llevado al matadero por discípulos aventajados, ávidos de poder, pactando una alianza con Joaquín Balaguer y su camarilla para cerrarle el paso al enemigo común, José Francisco Peña Gómez, equivocando el camino.

Igual Peña Gómez, al bautizar a su ladino estratega “Padre de la Democracia”. Hoy ese PLD, descarriado, descalificado acusa al gobierno de Luis Abinader de “inexperto e incoherente, de cobarde y otras lindezas más. ¿Con qué moral?

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