El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en los tribunales, el 10 de diciembre de 2024. © Menahem Kahana / Reuters
- Tras utilizar todos los medios posibles para aplazar su juicio, interrumpido por la guerra en la Franja de Gaza, Benjamin Netanyahu declaró este martes por la mañana en el tribunal de Tel Aviv. Primer jefe de gobierno israelí en ejercicio juzgado penalmente, enfrenta cargos de corrupción, fraude y abuso de confianza. El interrogatorio se ha llevado a cabo en una sala subterránea por razones de seguridad.
Interrogado por su abogado defensor, Netanyahu declaró que las acusaciones en su contra son ridículas, “un océano de lo absurdo” y “una gota en el mar”, ya que está ocupado, dice, “con asuntos de importancia mundial”.
Netanyahu llegó a la corte a las diez en punto de la mañana mientras fuera del juzgado le esperaban manifestantes a favor y en contra. Varios ministros de su gobierno y diputados de su partido se presentaron para brindarle su apoyo.
Luego, se negó a sentarse en el banquillo de los acusados hasta la salida de la sala del último de los fotógrafos y lanzó un furibundo ataque contra los medios de prensa en Israel, que nunca le favorecieron.
En dos de los cargos en su contra, Benjamin Netanyahu es acusado de haber complotado con el editor de un diario, de llevar al cierre de otro periódico a cambio de buena prensa y de haber actuado para que otro editor obtuviera beneficios millonarios a cambio, también de prensa favorable.
La tercera carpeta es por regalos desproporcionados en cigarros, champagne y joyas que él y su esposa, Sara, recibieron de multimillonarios a cambio de favores.
Durante los últimos años y para lograr esquivar estos juicios y sus consecuencias, el primer ministro israelí, quien deberá presentarse ante los jueces tres veces por semana, encabeza un ataque, con su reforma judicial, contra las instituciones jurídicas de Israel, poniendo en riesgo su democracia.