No botes tu voto

No botes tu voto

Jhonattan Chevalier

Existen decisiones que deben trascender el interés individual y perseguir la colectividad… Si bien es cierto votar es una elección de carácter personal y voluntaria en la República Dominicana, pero: ¿Alguna vez has votado para no botar?

La Constitución en su artículo 209, establece que cada cuatro años los colegios electorales abren sus puertas para que los ciudadanos puedan elegir la figura del presidente y vicepresidente de la República, a las autoridades municipales y congresuales; y es así como en siete niveles de elección, el tercer domingo de los meses de febrero y mayo, cada dominicano y dominicana tiene la oportunidad de escoger a 4,113 cargos electivos, sobre quienes recaerá la responsabilidad en lo próximos cuatro años de llevar las  riendas del progreso y bienestar de la nación.

Jean-Jacques Rousseau en su obra «El Contrato Social», abordo la teoría de un pacto social en donde las personas acuerdan un contrato implícito para convivir en sociedad. En consecuencia, renuncian a la libertad en el estado de naturaleza a cambio recibir ciertos derechos. Es así como el Estado y sus entes asumen la responsabilidad de cumplir con ese convenio social, garantizando derechos y deberes para los individuos en búsqueda de satisfacer del interés general.

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Sopesando sobre lo anteriormente expuesto, en cada elección se consagra el depósito de confianza del electorado hacia las autoridades para una correcta administración de la cosa pública, fondos y patrimonio nacional. Por lo que, los ciudadanos y ciudadanas poseen el derecho de disponer de información objetiva, veraz y oportuna sobre las propuestas de campaña y las ideas de los candidatos y candidatas. Es justo en ese contexto que entran al ruedo los debates entre estas figuras, que jugarán un papel importante en la comunicación efectiva de sus propuestas, planes, así como en la presentación de sus programas de gobierno. En resumidas cuentas, el electorado deberá conocer el cómo, por qué y para qué de dichas propuestas.

El primer debate electoral presidencial televisado de la historia se remonta al 15 de septiembre de 1960, en Brasil; en el cual participaron solo dos candidatos: Adhemar de Barros del Partido Social Progresista y Teixeira Lott del Partido Social Democrático. Sin embargo, Jânio Quadros «Jango» del Partido Laborista Nacional, principal candidato y futuro presidente de ese país no asistió. En aquel momento ese debate no tuvo un gran impacto, debido a que se estima en esa época la población solo contaba con 1.2 millones de televisores instalados.

Más adelante, el 26 de septiembre de 1960, se celebró en Estados Unidos el primer debate electoral televisado, donde se enfrentaron el vicepresidente, Richard Nixon y el Senador, John F. Kennedy, en un evento que marcó un punto de inflexión en las elecciones presidenciales de ese entonces, y en la introducción de ese tipo de plataformas y modelos de comunicación en todo el mundo. Para ese entonces, Estados Unidos contaba con 50 millones de televisores en funcionamiento, y se estima que representó una penetración del 87% en los hogares.

Las investigaciones arrojan que aquellos que escucharon el debate por radio consideraron que Nixon fue el ganador, mientras que aquellos que lo sintonizaron por televisión dijeron que Kennedy fue el vencedor. Finalmente, en esas elecciones, en el voto popular nacional Kennedy derrotó a Nixon por un estrecho margen, obteniendo el 49.7% frente al 49.6% de Nixon, mientras que en el colegio electoral ganó con 303 votos contra los 219 obtenidos por Nixon.

Volviendo al plano local, nos remontamos a los pasados comicios del 2020, donde la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE), a través de la iniciativa #RDQuiereDebates, creó un espacio debate distintos candidatos y candidatas pertenecientes al Distrito Nacional y Santiago.

El objetivo de la iniciativa fue promover un voto consciente e informado, contrastar propuestas, garantizar el derecho a la información, facilitar el monitoreo social en la rendición de cuentas y generar mayor nivel de interés e inclusión para los electores.  Sin duda, la plataforma brindó esperanza para seguir cambiando y transformando la cultura política en el país.

Esa no fue la primera vez que quedaron evidenciados los esfuerzos del gremio empresarial en aras de propiciar este tipo espacios de socialización entre candidatos y candidatas, pues cabe destacar que, en los años 1998, 2002, 2006 desarrollaron diversos debates en el plano congresual y municipal, y en el 2016 se efectuó el primer debate presidencial, aunque no contó con la participación del candidato del partido de gobierno de ese entonces.

Desde el 2019, con la aprobación de la Ley Núm. 15-19, Orgánica de Régimen Electoral, se estableció fomentar acciones de promoción de debates por parte de la Junta Central Electoral (JCE). Propició mencionar que ese órgano electoral depositó en abril del 2022, una propuesta de modificación a la ley electoral y de partidos políticos ante el Senado de la República; dentro de estas recomendaciones de modificación, concibió la obligatoriedad del debate electoral entre los candidatos y candidatas.

Sin embargo, en la recién promulgada Ley núm. 20-23, Orgánica de Régimen Electoral, no se contempló el carácter de obligatoriedad para la realización de los debates electorales para ninguno de los niveles de elección. De forma penosa, el Congreso Nacional «boto« una gran oportunidad para el porvenir del país.

Es importante resaltar, que esta figura se encuentra instaurada en otros países de la región, como Brasil (Ley Electoral núm. 9504/97 y sus reformas), Costa Rica (Código Electoral/Ley núm. 8765 y sus reformas) y Colombia (Ley núm. 996/2005).

Consideramos que en los venideros comicios la República Dominicana debe contar con espacios para el debate entre aspirantes; y que, desde la sociedad civil, academias, medios de comunicación y grupos sin intereses políticos, desde el plano nacional, provincial, municipal y distrital, deben crear las condiciones para que estos espacios tengan cabida en las próximas elecciones. A su vez, todos los candidatos y candidatas deben corresponder con su participación.

Un elemento relevante para destacar relativo a las propuestas de campañas es que la Ley núm. 33-18 de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos, en su artículo 24, establece que los partidos políticos tienen el deber y la obligación de depositar ante la Junta Central Electoral y las juntas electorales el Plan de Gobierno Nacional y Local, a más tardar treinta días después de inscritas las candidaturas de los candidatos presidenciales y municipales.

Este apartado de la normativa necesita ser reformado, ya que no establece requisitos claros para la presentación del Plan de Gobierno Nacional y Local. Esto puede resultar en planes de baja calidad, sin sustento técnico ni planificación prospectiva, y sin la formulación de un plan presupuestario para materializar las ideas planteadas en hechos tangibles. Además, es necesario que las propuestas estén armonizadas con las leyes vigentes y cuenten con la legalidad necesaria o, en su defecto, establezcan si las mismas demandan de alguna reforma legislativa.

Se hace necesario establecer reglas más claras y rigurosas para garantizar la calidad, eficacia, viabilidad, eficiencia, sostenibilidad y transparencia de los planes presentados por los partidos políticos, evitando que se basen en meras «promesas de campaña».

No botes tu voto por candidatos y candidatas que carecen de propuestas y planes claros, que ofrecen más de lo mismo, que no representan ni defienden tus causas y que no tienen soluciones a los principales problemas que te afectan. Votemos conscientemente, votemos por el futuro y tengamos un voto útil.

Votemos por más democracia, porque tarde o temprano la vieja política seguirá siendo desplazada de los espacios que están destinados a aquellos que creen en que es posible mejorarla.

Me despido con una de las tantas citas del libro «La audacia de la esperanza» de Barack Obama, expresidente de los Estados Unidos, que nos invita a reflexionar sobre el verdadero propósito que todos debemos asumir en la vida y en la sociedad: ‘‘Pienso en lo que Benjamin Franklin le escribió a su madre, explicándole por qué había dedicado tanto tiempo a la política: «Prefiero que digan «Hizo cosas útiles» a que digan «Murió rico».» Eso es lo que me satisface ahora, creo: ser útil a mi familia y a la gente que me ha elegido, dejar tras de mí un legado que haga que nuestros hijos e hijas puedan vivir sus vidas con más esperanza que nosotros.’’

¡Hasta pronto!

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