El Eterno Dios creó al hombre y a la mujer con diferentes roles en la sociedad, aunque debemos reconocer que debe existir, entre ambos, una igualdad de respeto, de derechos y de beneficios, en lo social, en lo laboral y hasta en lo político.
Sin embargo, querer ligar estas prerrogativas con enseñanzas que contravienen los preceptos establecidos por el Todopoderoso, es un desafío a Su autoridad, que puede traer funestas consecuencias a nuestra nación.
Todo ser humano tiene límites en su accionar y estos límites, quieran o no admitirlo, son establecidos por la voz del Altísimo, la cual es taxativamente enunciada en las Escrituras.
Sólo la obediencia a la Palabra de Dios otorga vida, paz, seguridad y promesa de bienestar.
Hacer cumplir la ley 44-00, sobre la instrucción bíblica en las escuelas, formará generaciones en el temor de Dios, edificará patrones mentales correctos y, por ende, generará un accionar de bien y no de mal.
Nuestra República Dominicana enarbola en su símbolo patrio al único Dios verdadero, puesto que somos un país creyente en El y en Sus preceptos.
No destruyamos lo que, desde su fundamento, se ha construido por amor y por la confianza en Su fidelidad.
No provoquemos desgracias para nuestra nación.
No violemos los límites establecidos por el Creador.