No se aloque

No se aloque

Bonaparte Gautreaux Piñeyro

El ser humano es tan especial que los llamados a la moderación tienen menos seguidores que los llamados al dispendio, a la jarana.

Cito de memoria, el afamado cardiólogo, maestro, catedrático y hombre público de grandes luces, el doctor Nicolás Pichardo, Papolo para sus amigos, vicepresidente 1962-63 del Consejo de Estado que gobernaba el país, pronunció un discurso en el cual, hacía algunas recomendaciones sobre el empleo de la Regalía Pascual, para 1962.

A resultas de sus comentarios y recomendaciones, le crearon el mote de “Papolo 70” porque recomendaba que no se gastara todo el dinero recibido sino hasta el 70 %, así habría efectivo para iniciar el año sin deudas. La sabia recomendación del ilustre médico fue motivo de befa, de cuchufletas, de todo tipo de broma irreverente, indecente y atrevida.

Parece que, desde el punto de vista popular, el doctor Pichardo había cometido un pecado capital: poner la moderación, el bien hacer, frente al chernaje.

¿Desde cuándo el pueblo actúa con buen juicio, atendiendo a la recomendación que le indica que, si guarda harina en abril, tendrá pan en mayo? Muchas veces se actúa, se piensa en función de que: cada día trae sus propios problemas y sus propias soluciones.

De ahí que impere, en la atención y en el gusto de la gente, el brillo del oropel, aunque esté conformado por papeles embarrados de pintura que resalta la luz.

Aunque se sabe que no todo lo que brilla es oro, se aguajea usando adminículos dorados como hacen algunos artistas y deportistas que usan cadenas doradas de un grueso que no hay bolsillo que las pague si fueran de oro de buena ley.

Es que gusta demasiado lo fuera de serie, lo que deslumbra a muchos que quieran lucir joyas, casas, vehículos de relumbrón, como si un reloj de oro con incrustaciones de diamantes facilitará conocer la hora de manera diferente, o alguien pudiera dormir en 10 camas de una vivienda de 15 habitaciones o si el vehículo de marca que se pronuncia en euros rompiera los ojos de los demás.

En mi infancia, en Barahona, decían que todos los días cambiaba el dueño del restaurante Jaime, porque los chinos jugaban al azar hasta la propiedad del negocio, el cual, sin embargo, continuaba en manos de la misma familia porque ellos solo jugaban entre sí.

Ahora que Gobierno y sector privado vuelcan miles de millones de pesos en dobles sueldos, regalías y bonificaciones, nadie llama al ahorro, todos invitan al gasto excesivo y dispendioso en bebidas y comestibles que, total, al otro día solo queda, en algunos casos, una desagradable resaca con todas sus consecuencias.

Coma con frugalidad, beba con moderación y disfrute las fiestas. No se aloque.

Llamados a la moderación tienen menos seguidores que al dispendio

Por lo general impera el brillo del oropel en el gusto de la gente

De todos modos vale la pena la moderación en estos días de fiestas

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