La sociedad dominicana está sacudida por una ola violencia que ha tocado todos los sectores, preocupación que hasta el presidente, Danilo Medina ha tenido que pronunciarse a respecto.
Cuando hablamos de violencia, debemos verla en su conjunto y no de manera individual, la violencia impacta de manera significativa todos los ámbitos de nuestra sociedad.
En declaraciones a los medios hace algunas semanas el presidente Danilo Medina aseguró que volverán para las calles las patrullas mixtas de la Policía y militares para enfrentar los hechos delictivos, al reconocer que ha resurgido un nuevo brote de violencia.
Los militares están en las calles, pero en muchas ocasiones con una represión, que a la vez se convierte en violencia, método no concebido por los profesionales de la conducta.
Y como indica la Psicóloga Cristina Contreras, cito: “que la violencia y delincuencia son problemas que no tienen una expresión única, por el contrario, son situaciones complejas con múltiples causas, diversos factores de riesgo así como con diversas manifestaciones, lo que implica que no es posible enfrentarlos sólo controlando y sancionando el delito; también es necesario prevenirlos, es decir, abordar las causas sociales y los factores de riesgo que propician estas situaciones. Queda claro que una política pública integral conjunta ambas tareas”.
Cuando me refiero a política pública integral conjunta, es que los sectores público, privado, la sociedad civil y las entidades religiosas juegan un papel protagónico en el reciclaje de situaciones que generan comportamientos violentos.
El abordaje efectivo en una sociedad vulnerable debe darse conjugando, los tres poderes del estado, políticas dirigidas a la reducción de hechos violentos y o conductas violentas.
Educar en que es la violencia, tipos, distintas manifestaciones, como manejarla, crear programas focalizados no solo en personas que sobreviven a una situación de violencia, sino más bien, trabajar con las personas agresoras con la finalidad de regenerar a ésta, creando programas de modificación de conducta y posible reinserción en la sociedad.
Se deben crear escenarios distintos a los que vemos en los fragmentos, donde más se generan las causas que influyen al incremento de la violencia.
Las estadísticas indican que los actores envueltos en hechos delictivos tienen una edad entre 18 y 22 años, lo que nos refleja, que quien falla es el estado, no ellos.
Si los sectores públicos y privados incidieran en estas jurisdicciones, en llevar escuelas vocacionales, donde los niños sean orientados en los deportes, las artes y áreas técnicas, estaría impactaron de manera positiva a los que serían nuestro futuro.
Pero la realidad que envuelve a estas demarcaciones es equívoca, en donde se vive una descomposición social tan degradante que el líder del sector es quien mueve el consumo de drogas, pero a las ves, es quien ayuda con la labor social, pagando las recetas de los enfermos, patrocinado a los eventos deportivos, esta persona se convierte en el paradigma de su comunidad, seguido por los jóvenes.
Debemos como sociedad implementar estrategias que contribuyan al combatir la violencia desde el centro, con planes educativos que erradiquen las problemáticas que la conllevan y no con represiones como la que se ejecuta dese las fuerzas de seguridad del estado.