Aunque se convierta en repetitivo, siempre es conveniente revisar lo que han expresado los sabios acerca de la forma de comunicarnos con los demás. Transmitir un pensamiento u objetivo. Me refiero a lo que es concebido o pensado por la inteligencia humana, sobre lo cual se consideran conceptos de forma mental y que luego son expresados o traducidos en el lenguaje. Porque si no se toman en cuenta determinados principios, no necesariamente expresamos conceptos de forma que los demás puedan interpretarlos, tal como se desea.
Y lo reitero, porque constantemente, con la mejor intención del mundo se dicen cosas y peor aún se escriben, pero, sin tomar en cuenta que no todos los que las escuchan o leen las interpretan como el expositor quiere. Por eso se crean situaciones confusas y peor aún, cuando los que escuchan les dan diferentes interpretaciones. O sea, que al terminar ciertas tertulias o conversatorios y se hace un análisis de lo expuesto, los participantes entendieron cosas diferentes. Y en determinadas actividades, eso es sumamente preocupante.
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Porque a través del lenguaje no solamente se logra proporcionar una fotografía del pensamiento, sino que le permite a la inteligencia del que escucha, pensar por ella misma. Y desde ese punto de vista, el lenguaje humano desempeña perfectamente su función. Es una actividad intelectual de interpretación de aquel que escucha, que no necesariamente lo asimila tal y como fue la intención del que emitió los juicios o pensamientos.
En varias ocasiones he reiterado que Aristóteles decía: “al no poder llevar al medio de nuestras discusiones las cosas mismas, son las palabras las que hacemos comparecer en su lugar como sus substitutos”. Por eso, si no tomamos en cuenta que una misma palabra puede tener distintos significados, y que al mismo tiempo puede ocupar el lugar de cosas muy diferentes, se puede caer inevitablemente en gran número de errores. Esto así, porque el lenguaje no puede suponer solamente un esfuerzo de parte de aquel que expresa su pensamiento, sino que exige también un esfuerzo de quienes lo escuchan.
Otros han argumentado que cuanta más vida y calidad intelectual tiene una filosofía, más fuertemente debe, sin renunciar por ello a expresar la verdad de las cosas, probar la realidad de la distancia que existe entre el lenguaje y el pensamiento. Por eso se dice: “el lenguaje expresa o significa todo lo que es necesario de nuestro pensamiento, para que otra inteligencia, al entender las palabras pronunciadas, pueda representarse a sí misma, el mismo pensamiento”.
Los discursos, exposiciones o palabras, siempre serán expresiones del lenguaje como instrumento de comunicación. Los lógicos lo definían como “la sucesión de sonidos articulados cuyas partes separadas tienen una significación a título de términos”. Definición que se refiere al discurso hablado o discurso oral, que es una expresión del discurso pensado, que a la vez es una sucesión de conceptos enlazados entre sí.
En tal sentido, en cualquier actividad debemos ser cuidadosos al expresar conceptos o ideas, incluyendo los funcionarios públicos, teniendo presentes que no todo lo que pensamos y convertimos en palabras, serán interpretadas tal cual es nuestra intención. Mucho menos cuando el pensamiento se escribe.