Por Dra. Mónica Faccini
La violencia de género en República Dominicana es una de las violaciones más extendidas de los derechos humanos. Según un estudio de la ONU de 2018, el 47,5% de las mujeres dominicanas ha experimentado violencia, una cifra significativamente mayor que en otros países de similar desarrollo. Este fenómeno está profundamente arraigado en la cultura y las tradiciones del país.
En el ámbito privado, la familia es el núcleo donde las desigualdades de género se perpetúan. La cultura patriarcal, que asigna roles y responsabilidades diferenciadas entre hombres y mujeres, se refuerza dentro del hogar. Esta dinámica se transmite a otras esferas de la vida, como la educación y las relaciones laborales, perpetuando la violencia de género.
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La violencia de género no solo se refiere a agresiones físicas, sino que incluye violencia sexual, psicológica y económica. Además, abarca el acoso y el hostigamiento en diferentes ámbitos, tanto privados como públicos. En República Dominicana, la violencia contra las mujeres es vista como una manifestación natural de la «dominicanidad», donde las normas culturales y sociales juegan un papel crucial en la justificación de estas acciones.
Los datos son alarmantes: aproximadamente un 60% de las mujeres dominicanas ha sufrido algún tipo de violencia de género. Las normativas y leyes, aunque han avanzado, no han logrado erradicar esta problemática. La resistencia cultural y la normalización de la violencia en el ámbito doméstico siguen siendo barreras significativas.
La masculinidad hegemónica en la cultura dominicana fomenta el control y la dominación sobre las mujeres. Este comportamiento no solo es aceptado, sino también promovido por las normas culturales y familiares. Las mujeres, por su parte, a menudo aceptan y mantienen en secreto su situación de violencia, perpetuando así el ciclo de abuso.
Es fundamental abordar esta problemática desde una perspectiva integral. Las políticas públicas deben incluir la educación para la igualdad de género y la sensibilización sobre la violencia de género. Además, es necesario involucrar a diferentes actores y establecer alianzas que promuevan un cambio cultural y social.
En conclusión, la violencia de género en República Dominicana es un problema complejo que requiere un enfoque multidimensional. Las normas culturales y tradicionales juegan un papel central en la perpetuación de esta violencia y es necesario un esfuerzo conjunto de la sociedad, las instituciones y las políticas públicas para erradicarla.
La educación y la sensibilización son claves para construir una ciudadanía activa y solidaria que contribuya a la igualdad de género y a la eliminación de la violencia.